Yo levanté de nuevo los
ojos y tuve una visión: Había un rollo que volaba.
El ángel me preguntó: «¿Qué ves?». Yo le
respondí: «Veo un rollo que vuela: tiene diez metros de largo por cinco de
ancho».
El me dijo: «Esta es la Maldición que se
desencadena sobre todo el país. Porque según lo escrito de un lado, todo ladrón
será eliminado, y según lo escrito del otro, todo perjuro será eliminado.
Yo la desencadenaré –oráculo del Señor de
los ejércitos: ella entrará en la casa del ladrón y en la casa del que jura
falsamente por mi Nombre; se instalará en medio de su casa, y la consumirá
junto con sus maderas y sus piedras».
El ángel que hablaba conmigo se adelantó y
me dijo: «Levanta los ojos y mira qué es eso que avanza».
Yo le pregunté: «¿Qué es eso?». El me
respondió: «Es un recipiente que avanza». El agregó: «Esta es la culpa de ellos
en todo el país».
Entonces se levantó un disco de plomo, y vi
una mujer instalada en el interior del recipiente.
El ángel me dijo: «Esta es la Maldad».
Luego la arrojó al interior del recipiente y arrojó la masa de plomo sobre la
abertura.
Yo levanté los ojos y tuve
una visión. Había dos mujeres que avanzaban. El viento soplaba en sus alas:
ellas tenían dos alas como las de la cigüeña, y levantaron el recipiente entre
la tierra y el cielo.
Yo pregunté al ángel que hablaba conmigo:
«¿A dónde llevan el recipiente?».
El me respondió: «Le van a edificar una
casa en la tierra de Senaar, y cuando esté preparada, la colocarán sobre su
pedestal».