Sal74 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
SALMOS
SALMO 74
Poema de Asaf.
¿Por qué, oh Dios, nos rechazaste para siempre
y arde tu indignación contra las ovejas de tu
rebaño?
Acuérdate de pueblo que
adquiriste en otro tiempo,
de la tribu que rescataste para convertirla en
tu herencia;
acuérdate de Sión, donde pusiste tu Morada.
Vuelve tus pasos hacia esta
ruina completa:
todo lo destruyó el enemigo en el Santuario.
Rugieron tus adversarios en
el lugar de tu asamblea,
pusieron como señales sus propios estandartes.
Alzaron sus hachas como en la
espesura de la selva;
destrozaron de un golpe todos
los adornos,
los deshicieron con martillos y machetes;
prendieron fuego a tu Santuario,
profanaron, hasta arrasarla, la Morada de tu
Nombre.
Habían pensado: «Acabemos con
ellos,
quememos todos los templos de Dios en el país».
Ya no vemos señales ni quedan
profetas:
no hay nadie entre nosotros que sepa hasta
cuándo.
¿Hasta cuándo, oh Dios, te
insultará el enemigo?
¿Nunca cesará el adversario de despreciar tu Nombre?
¿Por qué retiras tu mano,
Señor,
y la mantienes oculta en el pecho?
Pero tú, oh Dios, eres mi Rey desde el
principio,
tú lograste victorias en medio de la tierra:
deshiciste el Mar con tu
poder
y quebraste las cabezas del dragón marino;
aplastaste las cabezas de
Leviatán
y lo diste como alimento a las fieras del
desierto.
Hiciste brotar manantiales y
torrentes,
secaste los ríos caudalosos;
tuyo es el día, tuya también
la noche,
tú afirmaste la luna y el sol;
fijaste las fronteras de la
tierra,
formaste el verano y el invierno.
Recuerda, Señor, que el enemigo te ha
ultrajado,
un pueblo insensato ha despreciado tu Nombre:
no entregues a los buitres
la vida de tu Paloma
ni te olvides para siempre de los pobres.
Ten presente tu alianza,
porque todos los rincones del país
están repletos de violencia.
Que el débil no retroceda
lleno de confusión,
que el pobre y el oprimido alaben tu Nombre.
Levántate, oh Dios, defiende tu causa,
recuerda que el insensato te ultraja sin cesar.
No olvides los gritos de tus
adversarios,
porque crece el tumulto de los que se alzan contra ti.