Sal71 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
SALMOS
SALMO 71
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Yo me refugio en ti, Señor, ¡que nunca tenga que avergonzarme!
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Por tu justicia, líbrame y rescátame, inclina tu oído hacia mí, y sálvame.
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Sé para mí una roca protectora, tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
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¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío, de las garras del malvado y del violento!
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Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud.
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En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el seno materno fuiste mi protector, y mi alabanza está siempre ante ti.
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Soy un motivo de estupor para muchos, pero tú eres mi refugio poderoso.
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Mi boca proclama tu alabanza y anuncia tu gloria todo el día.
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No me rechaces en el tiempo de mi vejez, no me abandones, porque se agotan mis fuerzas;
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mis enemigos hablan contra mí, y los que me acechan se confabulan, diciendo:
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«Dios lo tiene abandonado: persígnalo, captúrenlo, porque no hay nadie quien lo libre».
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¡Oh Dios, no te quedes lejos de mí; Dios mío, ven pronto a socorrerme!
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¡Queden confundidos y humillados los que atentan contra mi vida! ¡Queden cubiertos de oprobio y de vergüenza los que buscan mi perdición!
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Yo, por mi parte, seguiré esperando y te alabaré cada vez más.
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Mi boca anunciará incesantemente tus actos de justicia y salvación, aunque ni siquiera soy capaz de enumerarlos.
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Vendré a celebrar las proezas del Señor, evocaré tu justicia, que es sólo tuya.
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Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas.
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Ahora que estoy viejo y lleno de canas, no me abandones, Dios mío, hasta que anuncie las proezas de tu brazo a la generación que vendrá.
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Tu justicia llega hasta el cielo, oh Dios:
tú has hecho grandes cosas, y no hay nadie igual a ti, Dios mío. 20. Me hiciste pasar por muchas angustias, pero de nuevo me darás la vida; me harás subir de lo profundo de la tierra, 21. acrecentarás mi dignidad y volverás a consolarme. 22. Entonces te daré gracias con el arpa, por tu fidelidad, Dios mío; te cantaré con la cítara, a ti, el Santo de Israel. 23. Mis labios te cantarán jubilosos, y también mi alma, que tú redimiste. 24. Yo hablaré de tu justicia todo el día, porque quedarán confundidos y avergonzados los que buscan mi perdición.