Sal44 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
SALMOS
SALMO 44
- Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Poema.
- Oh Dios, nuestros padres nos
contaron,
y por eso llegó a nuestros oídos,
la obra que hiciste antiguamente,
- con tu propia mano, cuando ellos vivían.
Tú expulsaste a las naciones
para plantarlos a ellos;
y para hacerlos crecer,
destruiste a los pueblos.
- No ocuparon la tierra con su espada
ni su brazo les obtuvo la victoria:
fue tu mano derecha y tu brazo,
fue la luz de tu rostro, porque los amabas.
- Eras tú, mi Rey y mi Dios,
el que decidía las victorias de Jacob:
- con tu auxilio embestimos al enemigo
y en tu Nombre aplastamos al agresor.
- Porque yo no confiaba en mi arco
ni mi espada me dio la victoria:
- tú nos salvaste de nuestros
enemigos
y confundiste a nuestros adversarios.
- Dios ha sido siempre nuestro orgullo:
damos gracias a tu Nombre eternamente.
- Pero ahora nos rechazaste y
humillaste:
dejaste de salir con nuestro ejército,
- nos hiciste retroceder ante
el enemigo
y nuestros adversarios nos saquearon.
- Nos entregaste como ovejas al matadero
y nos dispersaste entre las naciones;
- vendiste a tu pueblo por nada,
no sacaste gran provecho de su venta.
- Nos expusiste a la burla de
nuestros vecinos,
a la risa y al escarnio de los que nos rodean;
- hiciste proverbial nuestra
desgracia
y los pueblos nos hacen gestos de sarcasmo.
- Mi oprobio está siempre ante mí
y mi rostro se cubre de vergüenza,
- por los gritos de desprecio
y los insultos,
por el enemigo sediento de venganza.
- ¡Y todo esto nos ha sobrevenido
sin que nos hayamos olvidado de ti,
sin que hayamos traicionado tu alianza!
- Nuestro corazón no se volvió atrás
ni nuestros pasos se desviaron de tu senda,
- como para que nos aplastaras
en un lugar desierto
y nos cubrieras de tinieblas.
- Si hubiéramos olvidado el nombre de
nuestro Dios
y recurrido a un dios extraño,
- Dios lo habría advertido,
porque él conoce los secretos más profundos.
- Por tu causa nos dan muerte
sin cesar
y nos tratan como a ovejas que van al matadero.
- ¡Despierta, Señor! ¿Por qué
duermes?
¡Levántate, no nos rechaces para siempre!
- ¿Por qué ocultas tu rostro
y te olvidas de nuestra desgracia y opresión?
- Estamos hundidos en el
polvo,
nuestro cuerpo está pegado a la tierra.
- ¡Levántate, ven a socorrernos;
líbranos por tu misericordia!