El Señor me dijo: «Ve una vez más, y ama
a una mujer amada por otro y adúltera, como ama el Señor a los israelitas,
mientras ellos se vuelven a otros dioses y aman las tortas de uvas».
Yo la compré por quince siclos de plata, y
por una carga y media de cebada.
Entonces le dije: «Durante mucho tiempo,
estarás conmigo; no te prostituirás ni te entregarás a otro hombre. Y yo haré
lo mismo contigo».
Porque durante mucho tiempo, los israelitas
estarán sin rey y sin jefe, sin sacrificio y sin piedra conmemorativa, sin efod
y sin ídolos familiares.
Después los israelitas volverán y
buscarán al Señor, su Dios, y a David, su rey; y acudirán con temor al Señor y
a sus bienes, en los días futuros.