Este es el ritual del sacrificio de
reparación: La víctima de este sacrificio es una cosa santísima.
Será inmolada en el lugar donde se inmolan
los holocaustos, y se rociará con su sangre todos los costados del altar.
Se ofrecerá toda la grasa de la víctima: la
cola y la grasa que recubre las entrañas;
los dos riñones y la grasa que está sobre
ellos –o sea, en los lomos– y la protuberancia del hígado, que será arrancada
junto con los riñones.
El sacerdote hará arder todo esto sobre el
altar, como una ofrenda que se quema para el Señor. Es un sacrificio de
reparación.
Sólo podrán comer de ella los varones de la
familia sacerdotal, y tendrá que ser comida en el recinto sagrado: es una cosa
santísima.
Los derechos de los sacerdotes
La misma regla se aplica tanto para el
sacrificio de reparación como para el sacrificio por el pecado: la víctima
pertenecerá al sacerdote que practica con ella el rito de expiación.
Del mismo modo, el sacerdote que ofrece el
holocausto en nombre de alguna persona, se quedará con el cuero de la víctima
que ofreció.
Además, toda ofrenda cocida al horno o
preparada a la cacerola o a la sartén, será para el sacerdote que la ofrece.
Pero cualquier otra oblación, ya sea mezclada
con aceite o seca, se repartirá entre los hijos de Aarón, en partes iguales.
Prescripciones sobre el sacrificio de comunión
Este es el ritual del sacrificio de
comunión que se ofrece al Señor.
Si la persona lo ofrece en acción de
gracias, junto con ese sacrificio, deberá presentar unas roscas sin levadura
mezcladas con aceite, y harina de la mejor calidad bien embebida en aceite.
Presentará esta ofrenda junto con el
sacrificio de comunión que se ofrece en acción de gracias, añadiendo además
unas tortas de masa fermentada.
Se reservará una unidad de cada clase como
ofrenda destinada al Señor, la cual corresponderá al sacerdote que haya derramado
la sangre del sacrificio de comunión.
La carne del sacrificio de acción de
gracias deberá ser comida el mismo día en que se ofrece el sacrificio, sin
dejar nada para el día siguiente.
Los sacrificios votivos y espontáneos
En cambio, si el sacrificio se ofrece en
cumplimiento de un voto o espontáneamente, la víctima deberá ser comida el
mismo día en que se ofrezca el sacrificio, pero lo que sobre se podrá comer al
día siguiente.
Si todavía queda algún resto de carne,
será quemado al tercer día.
Y si alguien come al tercer día carne de
su sacrificio de comunión, la víctima no será aceptada: no le será aceptada al
que la ofrece, porque se ha convertido en algo nocivo; y la persona que coma
esa carne cargará con su culpa.
No se podrá comer la carne que haya tocado
algo impuro, sino que deberá ser consumidas por el fuego. Solamente una persona
pura podrá comer la carne de ese sacrificio.
Si alguien come en estado de impureza la
carne del sacrificio de comunión ofrecido al Señor, será excluido de su pueblo.
Si una persona toca algo impuro –ya sea un
hombre que se encuentra en estado de impureza o un animal impuro o cualquier
otra cosa impura– y a pesar de ello, come carne de un sacrificio de comunión
ofrecido al Señor, será excluida de su pueblo.
Otras prescripciones relacionadas con el culto
Luego el Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a los israelitas:
Ustedes no comerán grasa de buey, ni de cordero, ni de cabra.
La grasa de un animal muerto o despedazado
por las fieras podrá servir para cualquier uso, pero no deberán comerla.
Porque cualquiera que coma la grasa de los
animales que pueden ser ofrecidos en sacrificio al Señor, será excluido de su
pueblo.
Tampoco comerán la sangre de ningún pájaro
o de cualquier otro animal, cualquiera sea el lugar donde ustedes vivan.
El que coma la sangre será excluido de su
pueblo.
La parte de los sacerdotes
Luego el Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a los israelitas:
El que ofrezca al Señor un sacrificio de comunión, le presentará una parte de
la víctima sacrificada en calidad de ofrenda.
Presentará con sus propias manos la ofrenda
que se quema para el Señor, y ofrecerá la grasa del animal, junto con el pecho,
para realizar con este último el gesto de presentación al Señor.
Luego el sacerdote hará arder la grasa
sobre el altar, y el pecho será para Aarón y sus hijos.
Además, ustedes deberán entregar, como
ofrenda reservada al sacerdote, la pata derecha de la víctima ofrecida en
sacrificio de comunión.
Esa pata es la porción que recibirá el
hijo de Aarón que ofrezca la sangre y la grasa del sacrificio de comunión.
Porque yo retengo ese pecho y esa pata de
los sacrificios de comunión ofrecidos por los israelitas, y se los entrego al
sacerdote Aarón y a sus hijos: es un derecho válido para siempre en Israel.
Conclusión
Esta es la parte que
corresponde a Aarón y a sus hijos, de las ofrendas que queman para el Señor,
desde que fueron investidos para servir al Señor como sacerdotes;
esto es lo que el Señor
mandó que se les diera, desde el momentos en que fueron ungidos, como un
derecho que ellos tendrán siempre sobre los israelitas, a lo largo de las
generaciones.
Este es el ritual del holocausto, de la
oblación, del sacrificio por el pecado, del sacrificio de reparación, del
sacrificio de la consagración y del sacrificio de comunión,
que el Señor prescribió a Moisés en la
montaña del Sinaí, cuando ordenó que los israelitas presentaran sus ofrendas al
Señor, en el desierto del Sinaí.