Transmite esta orden a Aarón y a sus hijos:
Este es el ritual del holocausto que arde toda la noche sobre el altar, hasta
la mañana siguiente, y por el cual el fuego del altar se mantiene encendido:
El sacerdote se vestirá con su túnica de
lino y se cubrirá con pantalones de lino. Luego recogerá las cenizas a que
habrá quedado reducido el holocausto por la acción del fuego, y las depositará
a un costado del altar.
Entones se cambiará las vestiduras y
llevará las cenizas fuera del campamento, a un lugar puro.
El fuego permanecerá siempre encendido
sobre el altar y no deberá extinguirse. Todas las mañanas el sacerdote lo
avivará con leña, dispondrá el holocausto sobre él, y hará arder las partes
grasosas de los sacrificios de comunión.
Un fuego perpetuo, que nunca deberá
extinguirse, permanecerá encendido sobre el altar.
Prescripciones sobre la oblación
Este es el ritual de la oblación, que los
hijos de Aarón ofrecerán delante del Señor, frente al altar:
El sacerdote tomará de la oblación un
puñado de harina de la mejor calidad, con su aceite y con todo el incienso
añadido a ella, y lo hará arder sobre el altar como un memorial para el Señor,
como una ofrenda de aroma agradable.
Aarón y sus hijos comerán el resto. Lo
comerán sin levadura, en el recinto sagrado, o sea, en el atrio de la Carpa del
Encuentro.
Ese resto no deberá ser cocido con
levadura. Yo les doy esa parte de las ofrendas que se queman en mi honor: es
una cosa santísima, lo mismo que la ofrenda por el pecado y la ofrenda de
reparación.
Podrán comerla todos los varones
descendientes de Aarón, como un derecho que tendrán siempre a lo largo de las
generaciones, sobre las ofrendas que se queman para el Señor. Todo lo que toque
esas ofrendas quedará santificado.
La ofrenda de los sacerdotes
El Señor dijo a Moisés:
Esta es la ofrenda que Aarón y sus hijos
harán al Señor, el día en que aquel reciba la unción: Presentarán la décima
parte de una medida de harina de la mejor calidad –la mitad por la mañana y la
mitad por la tarde– como oblación perpetua.
Deberá estar preparada con aceite, en una
sartén; la presentarás bien embebida en aceite, la cortarás en pedazos y la
ofrecerás como una oblación de aroma agradable al Señor.
Así deberá prepararla también el sacerdote
que sea consagrado por la unción entre los hijos de Aarón, para ser su sucesor:
este es un decreto del Señor, válido para siempre. La oblación deberá arder
enteramente,
y toda oblación de una sacerdote será
quemada en su totalidad: nadie la podrá comer.
Prescripciones sobre le sacrificio por el pecado
El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a Aarón y a sus
hijos: Este es el ritual del sacrificio por el pecado: La víctima del
sacrificio por el pecado deberá será inmolada en el mismo lugar en que se
inmola el holocausto, delante del Señor: es una cosa santísima.
El sacerdote que la ofrezca como
sacrificio por el pecado, comerá de ella. Tendrá que ser comida en el recinto
sagrado, o sea, en el atrio de la Carpa del Encuentro.
Todo cuanto toque la carne de la víctima
quedará santificado; y si la sangre salpica alguna vestidura, tendrás que lavar
en el recinto sagrado la parte salpicada.
La vasija de barro en que haya sido cocida
se deberá romper; y si fue cocida en un recipiente de bronce, este será fregado
y limpiado con agua.
Sólo podrán comer de ella los varones de
la familia sacerdotal: es una cosa santísima.
En cambio, no se podrá comer ninguna
víctima cuya sangre haya sido introducida en la Carpa del Encuentro para
practicar el rito de expiación en el Santuario, sino que deberá ser consumida
por el fuego.