Jue20 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
JUECES
Capítulo 20
La venganza de los israelitas
Entonces todos los israelitas salieron
como un solo hombre, desde Dan hasta Berseba y hasta la región de Galaad, y la
comunidad se reunió delante del Señor, en Mispá.
Los dignatarios de todo el pueblo y todas
las tribus acudieron a la asamblea del pueblo de Dios: eran cuatrocientos mil
hombres de a pie, armados de espada.
Los benjaminitas, por su parte, oyeron que
los israelitas habían subido a Mispá. Los israelitas dijeron: «Cuéntennos cómo
ha sucedido el crimen».
Entonces el levita, el marido de la mujer
asesinada, tomó la palabra y dijo: «Yo y mi concubina llegamos a Guibeá de
Benjamín para pasar la noche,
y los vecinos de Guibeá se levantaron
contra mí: durante la noche rodearon la casa, intentaron matarme y abusaron de
mi concubina hasta hacerla morir.
Yo tomé a mi concubina, la corté en pedazos
y envié esos pedazos a todo el territorio de la herencia de Israel, porque se
había cometido una depravación y una infamia en Israel.
Ahora les toca a ustedes, israelitas, tomar
aquí mismo una determinación».
Todo el pueblo se levantó como un solo
hombre y exclamó: «Ninguno de nosotros irá a su campamento; nadie volverá a su
casa.
Y con Guibeá haremos lo siguiente:
sortearemos a los que subirán a atacarla;
de entre todas las tribus de
Israel, tomaremos a diez hombres de cada cien, a cien de cada mil, y a mil de
cada diez mil. Ellos recogerán víveres para la tropa, es decir, para los
que irán a dar su merecido a Guibeá de Benjamín por la infamia que ha cometido
en Israel».
Así, todos los hombres de Israel quedaron
unidos como un solo hombre contra aquella ciudad.
El empecinamiento de los benjaminitas
Las tribus de Israel enviaron emisarios a
toda la tribu de Benjamín para decirle: «¿Qué explicación dan al crimen que se
ha cometido entre ustedes?
Entreguen a esos hombres
pervertidos de Guibeá, para que los matemos y hagamos desaparecer el mal de
Israel. Pero los benjaminitas no quisieron escuchar la demanda de sus hermanos
israelitas.
Los preparativos para el combate
Los benjaminitas de todas
las ciudades se reunieron en Guibeá para salir a combatir contra los
israelitas.
Aquel mismo día se hizo el
recuento de los benjaminitas provenientes de las diversas ciudades, y
resultaron en total veinticinco mil hombres armados de espada, sin contar a los
habitantes de Guibeá.
De toda esa tropa,
setecientos hombres eran guerreros adiestrados, ambidextros, y capaces de
arrojar la piedra de su honda contra un cabello, sin errar el tiro.
La gente de Israel también hizo un
recuento: descontando a Benjamín, eran cuatrocientos mil hombres armados de
espada, todos guerreros.
En seguida subieron a Betel y consultaron
a Dios para preguntarle: «¿Quién de nosotros será el primero en subir a luchar
contra los benjaminitas?». Y el Señor respondió: «Judá será el primero».
Victoria inicial de los benjaminitas
Los israelitas avanzaron de madrugada para
acampar frente a Guibeá
y salir a luchar contra
Benjamín. Los hombres de Israel se dispusieron en orden de batalla frente a la
ciudad,
pero los benjaminitas
salieron de Guibeá y dejaron tendidos por tierra aquel día a veintidós mil
hombres de Israel.
Entonces los israelitas subieron a
lamentarse delante del Señor hasta la tarde. Luego consultaron al Señor,
diciendo: «¿Tenemos que entablar un nuevo combate con los hijos de nuestro
hermano Benjamín?». Y el Señor respondió: «Suban a atacarlo».
De esta manera, la tropa israelita recobró
el valor y volvió a disponer sus filas para el combate en el mismo lugar que el
primer día.
Los israelitas se acercaron por segunda
vez a los benjaminitas,
pero también aquel segundo día Benjamín
les salió al encuentro desde Guibeá, y dejó tendidos por tierra a dieciocho mil
israelitas, todos ellos armados de espada.
Entonces los israelitas subieron a Betel
con todo el pueblo y allí se lamentaron, sentados delante del Señor: ayunaron
todo el día hasta la tarde y ofrecieron al Señor holocaustos y sacrificios de
comunión.
Después consultaron al Señor, porque en
aquel tiempo el Arca de la Alianza de Dios se encontraba allí,
y Pinjás, hijo de Eleazar, hijo de Aarón,
estaba al servicio de ella. «¿Tenemos que salir otra vez a luchar contra los
hijos de nuestro hermano Benjamín, o debemos desistir?», preguntaron al Señor. Y el Señor respondió: «Suban, porque mañana los entregaré en manos de
ustedes».
La derrota de Benjamín
Israel tendió una emboscada alrededor de
Guibeá.
Al tercer día, los israelitas avanzaron
contra Benjamín, y dispusieron sus filas contra Guibeá, como las otras veces.
los benjaminitas les salieron al
encuentro, dejándose arrastrar lejos de la ciudad, y comenzaron como las otras
veces a matar gente por los senderos que suben, uno a Betel y el otro a Gabaón.
Así mataron a unos treinta hombres de Israel, sobre el campo raso.
Entonces los benjaminitas pensaron: «Ya
los tenemos derrotados como la primera vez». Pero los israelitas habían dicho:
«Vamos a simular que huimos, para atraerlos hasta los caminos, lejos de la
ciudad».
Todos los hombres de Israel
se levantaron de sus puestos y tomaron posiciones en Baal Tamar. Los israelitas
que estaban emboscados, atacaron desde sus posiciones al oeste de Gueba.
Diez mil guerreros adiestrados de todo
Israel llegaron frente a Guibeá. El combate se hizo muy
encarnizado, sin que los benjaminitas advirtieran el desastre que se les venía
encima.
El Señor hizo que Benjamín
cayera derrotado delante de Israel, y aquel día los israelitas mataron a
veinticinco mil cien hombres de Benjamín, todos ellos armados de espada
36b Los hombres de Israel
habían cedido terreno a Benjamín, porque contaban con el apoyo de los que
estaban emboscados contra Guibeá.
Estos, por su parte, se desplegaron
rápidamente y atacaron a Guibeá, pasando a todos sus habitantes al filo de la
espada.
La gente de Israel se había puesto de
acuerdo con los que estaban emboscados, para que estos levantaran una humareda
desde la ciudad,
y entonces ellos
presentarían batalla. Cuando Benjamín comenzó a matar a algunos israelitas,
unos treinta hombres en total, pensó: «Ya los tenemos completamente derrotados,
como en el primer combate».
Pero la columna de humo empezó a
levantarse desde la ciudad, y Benjamín, al mirar atrás, vio que la ciudad
entera subía en llamas hacia el cielo.
Entonces los hombres de
Israel presentaron batalla, y los benjaminitas temblaron al ver el desastre que
se les venía encima.
Los benjaminitas
retrocedieron ante los hombres de Israel en dirección al desierto, pero se
vieron acosados por los combatientes, y los que venían de la ciudad atacaron
tomándolos entre dos frentes.
Así encerraron a Benjamín, lo persiguieron
sin darle tregua y siguieron derrotándolo hasta llegar a Gueba por el oriente.
Cayeron dieciocho mil guerreros de
Benjamín.
36a Los benjaminitas vieron
que habían sido derrotados,
y los sobrevivientes
volvieron la espalda y huyeron al desierto, hacia la Roca de Rimón. Los
israelitas capturaron por los caminos a cinco mil hombres y, mientras
perseguían a Benjamín hasta Gueba, mataron a otros dos mil.
Aquel día cayeron en total
veinticinco mil benjaminitas, todos ellos guerreros armados de espada.
Seiscientos hombres, en cambio, pudieron
escapar al desierto, hasta la Roca de Rimón, y allí estuvieron durante cuatro
meses.
Los israelitas se volvieron contra los
benjaminitas y pasaron al filo de la espada a los varones de las ciudades, al
ganado y a todo lo que encontraron, y también incendiaron a su paso a todas las
ciudades.