Job37 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
JOB
Capítulo 37
- También por eso tiembla mi corazón y se
me salta fuera del pecho.
- ¡Escuchen el estampido de su
voz y el estruendo que sale de su boca!
- El lanza su rayo bajo los
cielos y hasta los confines de la tierra llega su fulgor.
- Detrás de él, ruge una voz:
hace tronar su voz majestuosa y no retiene los relámpagos mientras se deja oír
su voz.
- Dios nos hace contemplar
maravillas, realiza grandes cosas, que no llegamos a entender.
- Cuando dice a la nieve: «Cae
sobre la tierra», y a los aguaceros: «Lluevan con fuerza»,
- él suspende la actividad de
los hombres, para que todos reconozcan su obra;
- las fieras se meten en sus
guaridas y se refugian en sus madrigueras.
- De la constelación austral
irrumpe la tormenta, y el frío, de los vientos del norte.
- Al soplo de Dios se forma el
hielo y se congela la extensión de las aguas.
- El carga la nube de humedad,
y el nubarrón expande su relámpago,
- que gira en derredor,
conforme a sus planes, para ejecutar cada uno de sus mandatos por toda la
superficie de la tierra:
- sea que cumpla su voluntad para un castigo
o para dispensar sus beneficios.
- Presta atención a esto, Job, detente y
considera las maravillas de Dios.
- ¿Sabes acaso cómo Dios las dirige y cómo
su nube hace brillar el rayo?
- ¿Sabes cómo se balancean las
nubes, maravillas de un maestro en sabiduría?
- Tú, que no soportas el ardor
de tu ropa, cuando la tierra está en calma bajo el viento del sur,
- ¿puedes extender con él la bóveda del
cielo, sólida como un espejo de metal fundido?
- Enséñanos qué debemos decirle: no
discutiremos más, a causa de la oscuridad.
- Si yo hablo, ¿alguien se lo cuenta? ¿Hay
que informarlo de lo que dice un hombre?
- Hasta ahora no se veía la luz: estaba
oscurecida por las nubes; pero pasó un viento y las disipó.
- ¡Un áureo resplandor viene del norte; una
terrible tempestad reina en torno de Dios!
- ¡Es el Todopoderoso, y no lo podemos
alcanzar! El es sublime por su fuerza y su equidad, grande por su justicia y no
oprime a nadie.
- Por eso le temen los hombres, y él no
tiene en cuenta ni siquiera a los sabios.