Jer46 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
JEREMIAS
Capítulo 46
Esta es la palabra del Señor que llegó al
profeta Jeremías, acerca de las naciones.
Para Egipto, concerniente al ejército del
faraón Necao, rey de Egipto, que se encontraba junto al río Eufrates, en
Carquemis, y a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, derrotó en el cuarto año
de Joaquím hijo de Josías, rey de Judá.
¡Apronten el escudo y el broquel,
y avancen para el combate!
¡Ensillen los caballos y que
monten los jinetes! ¡Formen con los cascos puestos, bruñan las lanzas, vistan
las corazas!
Pero ¿qué es lo que veo?
¡Están aterrados, retroceden! Sus guerreros son derrotados, huyen a la
desbandada, sin mirar para atrás. ¡Cunde el terror por todas partes! –oráculo
del Señor–.
El más ágil no puede huir ni
escapa el más valiente: al norte, a orillas del Eufrates, ellos tropiezan y
caen.
¿Quién es ese que sube como
el Nilo y cuyas aguas se encrespan como los ríos?
Es Egipto el que sube como el
Nilo y cuyas aguas se encrespan como los ríos. El decía: «Subiré, cubriré la
tierra, haré perecer la ciudad y sus habitantes.
¡A la carga, corceles,
avancen enfurecidos los carros, salgan los valientes, gente de Cus y de Put que
empuñan el escudo, y lidios que tensan el arco!».
Pero ese día es para el Señor de los
ejércitos un día de venganza para vengarse de sus adversarios. La espada devora
y se sacia, se abreva de su sangre. Porque el Señor de los ejércitos tiene un
sacrificio en el país del Norte, junto al río Eufrates.
¡Sube a Galaad, recoge
bálsamo, virgen, hija de Egipto! En vano multiplicas los remedios, tu
llaga no cicatriza.
Las naciones han conocido tu ignominia, la
tierra está llena de tus gritos, porque un valiente tropieza contra el otro y
caen los dos juntos.
Palabra que el Señor dirigió al profeta
Jeremías, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó para atacar al país de
Egipto.
¡Anúncienlo en Egipto, proclámenlo en
Nigdol, háganlo oír en Nof y Tafnis! Digan: ¡De pie, prepárate, porque la
espada devora a tu alrededor!
¿Por qué huye Apis, por qué tu Toro no ha
resistido? ¡El Señor lo ha atropellado!
Tu muchedumbre tropieza y cae, y se dicen
unos a otros: «¡Arriba, volvamos a nuestro pueblo, a nuestra tierra natal,
lejos de la espada destructora!».
Den este nombre al Faraón, rey de Egipto:
«Puro alboroto, pero a destiempo».
¡Juro por mi vida –oráculo del Rey cuyo
nombre es Señor de los ejércitos– que alguien vendrá, como el Tabor entre las
montañas y como el Carmelo sobre el mar!
Prepara el equipaje para el destierro,
hija que habitas en Egipto, porque Nof será una devastación, incendiada,
despoblada.
Egipto era una ternera magnífica, un
tábano del Norte la acomete.
Hasta sus mercenarios, en medio de ella,
eran como ternos cebados; pero ellos también retroceden, huyen todos juntos, no
resisten. Porque les llega el día de su ruina, el tiempo en que
tendrán que dar cuenta.
¡Escuchen! Son como una serpiente que
silba, porque avanzan con ímpetu, llegan hasta ella con hachas como si fueran
leñadores;
talan su bosque –oráculo del Señor– aunque
era impenetrable. Porque son más numerosos que langostas y no se
los puede contar.
¡Está avergonzada la hija de Egipto, es
entregada al pueblo del Norte!
El Señor de los ejércitos, el Dios de
Israel, ha dicho: «Yo voy a castigar a Amón de No, al Faraón y a Egipto, a
todos sus dioses y a sus reyes, al Faraón y a los que confían en él.
Los entregaré en manos de
los que atentan contra su vida, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y
en manos de sus servidores. Pero después de esto, Egipto será habitado como en
los tiempos antiguos –oráculo del Señor–».
¡Y tú no temas, servidor mío Jacob, no te
espantes, Israel! Porque yo te salvaré de un país lejano, y a tu
descendencia, del país de su cautiverio. Jacob volverá y vivirá en calma,
tranquilo y sin que nadie lo perturbe.
Tú no temas, servidor mío
Jacob –oráculo del Señor–, porque yo estoy contigo. Sí, yo aniquilaré a todas
las naciones adonde yo mismo te expulsé, pero a ti no te aniquilaré: te
corregiré con equidad, aunque no te dejaré impune.