Jer39 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
JEREMIAS
Capítulo 39
El noveno año de Sedecías, rey de Judá,
en el décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó hasta Jerusalén con
todo su ejército, y la sitiaron.
El undécimo año de Sedecías, el día nueve
del cuarto mes, se abrió una brecha en la ciudad.
Entonces entraron todos los jefes del rey
de Babilonia, y se instalaron en la puerta del Medio: Nergalsaréser,
Samgarnebó, Sarsequím, jefe de los eunucos, Nergalsaréser, gran mago, y todos
los otros jefes del rey de Babilonia.
Al ver esto, Sedecías, rey de Judá, y todos
los hombres de guerra huyeron de la ciudad, saliendo de noche por el camino del
jardín del rey, por la puerta entre las dos murallas, y tomaron el camino de la
Arabá.
Las tropas de los caldeos los
persiguieron, y alcanzaron a Sedecías en las estepas de Jericó. Lo apresaron y
lo hicieron subir a Riblá, en el país de Jamat, ante Nabucodonosor, rey de
Babilonia, y este dictó sentencia contra él.
El rey de Babilonia hizo
degollar en Riblá a los hijos de Sedecías ante sus propios ojos, y también a
todos los nobles de Judá.
A Sedecías le sacó los ojos y lo ató con
una doble cadena de bronce, para llevarlo a Babilonia.
Los caldeos incendiaron la casa del rey y
las casas del pueblo, y derribaron las murallas de Jerusalén.
Nebuzaradán, comandante de la guardia,
deportó a Babilonia al resto de la población que había quedado en la ciudad, a
los desertores que se habían pasado a él, y al resto de los artesanos.
Sólo a los más pobres entre el pueblo, a
los que no poseían nada, Nebuzaradán, comandante de la guardia, los dejó en el
país de Judá, asignándoles en aquel día viñas y terrenos.
Nabucodonosor, rey de Babilonia, había
dado esta orden a Nebuzaradán, comandante de la guardia, acerca de Jeremías:
«Tómalo, mira por él, y no le hagas ningún
mal, sino trátalo como él te diga».
Nebuzaradán, comandante de la guardia,
Nebusazbán, jefe de los eunucos, Nergalsaréser, jefe de los magos, y todos los
altos oficiales del rey de Babilonia,
mandaron sacar a Jeremías del patio de la
guardia, y se lo encomendaron a Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safán, para
que los dejara ir a su casa. Así Jeremías permaneció en medio del pueblo.
La palabra del Señor llegó a Jeremías,
mientras estaba detenido en el patio de la guardia, en estos términos:
Ve a decir a Ebed Mélec, el cusita: Así
habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo voy a cumplir mis
palabras acerca de esta ciudad, para mal y no para bien; tú las tendrás presentes
en aquel día.
Pero yo te libraré en aquel
día –oráculo del Señor– y tú no serás entregado en las manos de los hombres que
temes.
porque ciertamente yo te
dejaré escapar, y no caerás bajo la espada; tu vida será para ti un botín,
porque has confiado en mí –oráculo del Señor–.