Jer34 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
JEREMIAS
Capítulo 34
Palabra que llegó a Jeremías de parte del
Señor, mientras Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todo su ejército, junto con
todos los reinos de la tierra sometidos a su dominio y todos los pueblos,
combatían contra Jerusalén y contra todas sus ciudades:
Así habla el Señor, el Dios de Israel: Ve a
decir a Sedecías, rey de Judá: Así habla el Señor: Mira que yo voy a entregar
esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él la incendiará.
Tú mismo no te librarás de él, porque
ciertamente serás capturado y entregado en sus manos, Tus ojos verán los ojos
del rey de Babilonia, él te hablará cara a cara, y tú irás a Babilonia.
Sin embargo, ¡escucha la palabra del Señor,
Sedecías, rey de Judá! Así habla el Señor acerca de ti: Tú no morirás por la
espada,
sino que morirás en paz. Y Así como se
quemaron perfumes por tus padres, los reyes antiguos que te han precedido, así
se quemarán perfumes por ti, y se entonará por ti la lamentación: «¡Ay Señor!».
Esta es la palabra que yo te he dicho –oráculo del Señor–.
El profeta Jeremías dijo a
Sedecías, rey de Judá, todas estas palabras en Jerusalén.
Mientras tanto, el
ejército del rey de Babilonia combatía contra Jerusalén y contra todas las
ciudades de Judá que todavía quedaban, o sea, contra Laquis y contra Azecá. Porque estas eran las únicas plazas fuertes que habían quedado entre
las ciudades de Judá.
Palabra que llegó a Jeremías
de parte del Señor, después que el rey Sedecías concertó un pacto con todo el
pueblo de Jerusalén, para proclamar una liberación:
Cada uno debía dejar en libertad a su
esclavo hebreo –varón o mujer– de manera que nadie retuviera como esclavo a un
hermano suyo judío.
Todos los jefes y todo el pueblo que
habían participado en la alianza, aceptaron dejar en libertad a sus esclavos y
esclavas, de manera que ya no los tendrían a su servicios: aceptaron y los
dejaron en libertad.
Pero después se volvieron atrás e hicieron
retornar a los esclavos y esclavas que habían dejado en libertad, y los
redujeron de nuevo a la esclavitud.
Entonces la palabra del Señor llegó a
Jeremías en estos términos:
Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo
establecía una alianza con sus padres, el día en que los hice salir del país de
Egipto, del lugar de esclavitud, diciendo:
«Al cabo de cada siete años, cada uno de
ustedes dejará libre a su hermano, al hebreo que se haya vendido a ti: él te
servirá seis años, y después lo dejarás en libertad». Pero sus padres no
escucharon ni inclinaron sus oídos.
Hoy ustedes se habían convertido y habían
hecho lo que es recto a mis ojos, proclamando cada uno la liberación de su
prójimo, ustedes habían hecho un pacto en mi presencia, en la Casa que es
llamada con mi Nombre.
Pero después se volvieron atrás y
profanaron mi Nombre: cada uno hizo retornar a su esclavo y a su esclava, que
habían dejado enteramente libres, y los redujeron de nuevo a la esclavitud.
Por eso, así habla el Señor: Ustedes no me
han escuchado, proclamando cada uno la liberación de su hermano y de su
prójimo. Ahora, yo proclamo para ustedes una liberación –oráculo del Señor–:
los dejo librados a la espada, a la peste y al hambre, y los convertiré en un
motivo de horror para todos los reyes de la tierra.
Y a los hombres que transgredieron mi
alianza, que no cumplieron las cláusulas del pacto que habían concertado en mi
presencia, los trataré como al ternero que ellos cortaron en dos y entre cuyos
pedazos pasaron.
A los jefes de Judá y a los
jefes de Jerusalén, a los eunucos y a los sacerdotes, y a toda la gente del
país que pasaron entre los pedazos del ternero,
los entregaré en manos de
sus enemigos y en manos de los que atentan contra sus vidas, y sus cadáveres
serán pasta de los pájaros del cielo y de los animales de la tierra.
En cuanto a Sedecías, rey de
Judá, y a sus jefes, los entregarán en manos de sus enemigos, en manos de los
que atentan contra sus vidas, y en manos del ejército del rey de Babilonia, que
acaba de levantar el asedio.
Yo daré una orden –oráculo
del Señor– y los haré volver hacia esta ciudad: combatirán contra ella, la
tomarán y la incendiarán. Y a las ciudades de Judá las convertiré en un país
desolado y sin habitantes.