Jer27 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
JEREMIAS
Capítulo 27
Al comienzo del reinado de Sedecías, hijo
de Josías, rey de Judá, llegó a Jeremías esta palabra, de parte del Señor :
Así me ha hablado el Señor: Fabrícate unas
ataduras y unas barras de yugo, y ajústalas a tu cuello.
Luego enviarás un mensaje al rey de Edom,
al rey de Moab, al rey de los amonitas, al rey de Tiro y al rey de Sidón, por
medio de los mensajeros que vinieron a Jerusalén para ver a Sedecías, rey de
Judá.
Tú les ordenarás que comuniquen esto a sus
señor: Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Digan a sus
señores:
Con mi gran fuerza y mi brazo poderoso, yo
hice la tierra, al hombre y los animales que están sobre la superficie de la
tierra, y los entrego a quien me parece bien.
Ahora, yo entregué todos estos países en
manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi servidor; hasta los animales del
campo se los di para que lo sirvan.
Todas las naciones lo servirán, a él, a su
hijo y al hijo de su hijo, hasta que también a su país le llegue la hora, y lo
sometan a servidumbre numerosas naciones y grandes reyes.
En cuanto a la nación o al reino que no lo
sirva a él, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no someta su cuello al
yugo del rey de Babilonia, yo castigaré a esa nación con la espada, el hambre y
la peste –oráculo del Señor– hasta hacerla desaparecer completamente por medio
de él.
No escuchen entonces a sus
profetas, a sus adivinos, a sus nigromantes, a sus astrólogos y a sus
hechiceros, que les dicen: «¡Ustedes no servirán al rey de Babilonia!».
Porque ellos les profetizan
lo que es falso, para alejarlos de su propio suelo, para que yo los expulse y
ustedes perezcan.
En cambio, a la nación que someta su
cuello al yugo del rey de Babilonia y lo sirva, yo la instalaré en su propio
suelo –oráculo del Señor– para que lo cultive y habite en él.
Yo hablé a Sedecías, rey de Judá, en estos
mismos términos: Sometan su cuello al yugo del rey de Babilonia, sírvanlo a él
y a su pueblo, y vivirán.
¿Por qué morirán, tú y tu pueblo, por la
espada, el hambre y la peste, según lo que dijo el Señor a toda nación que no
sirva al rey de Babilonia?
No escuchen las palabras de
los profetas que les dicen: «¡Ustedes no servirán al rey de Babilonia!» Porque
es falso lo que ellos les profetizan.
No, yo no los envié –oráculo
del Señor– y ellos profetizan falsamente en mi Nombre, para que yo los expulse
y ustedes perezcan junto con los profetas que profetizan para ustedes.
A los sacerdotes y a todo el
pueblo, les hablé en estos término: Así habla el Señor: No escuchen las
palabras de los profetas que les profetizan diciendo: «Los objetos de la Casa
del Señor serán traídos ahora de Babilonia, y muy pronto». Porque es
mentira lo que ellos profetizan para ustedes.
No les hagan caso: sirvan al rey de
Babilonia, y vivirán. ¿Por qué esta ciudad tendrá que convertirse en una ruina?
Pero si ellos son realmente profetas, y si
la palabra del Señor está con ellos, que intervengan ante el Señor de los
ejércitos, para evitar que lleguen a Babilonia los objeto que aún quedan en la
Casa del Señor, en la casa de Judá y en Jerusalén.
Porque así habla el Señor de
los ejércitos acerca de las columnas, del Mar de bronce, de las bases y de los
demás objetos que aún quedan en esta ciudad,
esos que no se llevó el rey
de Babilonia cuando deportó de Jerusalén a Babilonia a Jeconías, hijo de
Joaquím, rey de Judá, y a todos los notables de Judá y de Jerusalén.
Sí, así habla el Señor de
los ejércitos, Dios de Israel, acerca de los objetos que aún quedan en la Casa
del Señor, en la casa del rey de Judá y en Jerusalén:
Serán llevados a
Babilonia, y allí quedarán hasta el día en que me ocuparé de ellos –oráculo de
Señor–. Entonces, los haré subir y los haré volver a este lugar.