Aquel día, se entonará este canto en el
país de Judá: Tenemos una ciudad fuerte, el Señor le ha puesto como
salvaguardia muros y antemuros.
Abran las puertas, para que
entre una nación justa, que se mantiene fiel.
Su carácter es firme, y tú la
conservas en paz. porque ella confía en ti.
Confíen en el Señor para siempre, porque el
Señor es una Roca eterna.
El doblegó a los que habitaban en la
altura, en la ciudad inaccesible; la humilló hasta la tierra, le hizo tocar el
polvo.
Ella es pisoteada por los
pies del pobre, por las pisadas de los débiles.
Salmo: la esperanza en los juicios del Señor
La senda del justo es recta, tú allanas el
sendero del justo.
Sí, en la senda trazada por tus juicios,
esperamos en ti, Señor: tu Nombre y tu recuerdo son el deseo de nuestra alma.
Mi alma te desea por la noche, y mi espíritu
te busca de madrugada, porque cuando tus juicios se ejercen sobre la tierra,
los habitantes del mundo aprenden la justicia.
Si se hace gracia al malvado, no aprende
la justicia; en el país de la rectitud, obra perversamente, sin mirar la
majestad del Señor.
Señor, tu mano está levantada, pero ellos
no la ven; ¡que vean avergonzados tu celo por el pueblo, que los devore el
fuego destinado a tus adversarios!
Señor, tú nos aseguras la paz, porque eres
tú el que realiza por nosotros todo lo que nosotros hacemos.
Señor, Dios nuestro, otros señores nos han
dominado, pero a nadie reconocemos fuera de ti, solamente pronunciamos tu
Nombre.
Los muertos no revivirán, las sombras no
se levantarán: tú has intervenido para exterminarlos, hiciste desaparecer hasta
su recuerdo.
Has engrandecido la nación, Señor, has
engrandecido la nación, has manifestado tu gloria, has ensanchado todas las
fronteras del país.
En medio de la angustia, Señor. acudimos a
ti, clamamos en la opresión, cuando nos golpeaba tu castigo.
Como la mujer embarazada, que está por dar
a luz, se refuerce y da gritos de dolor, así éramos nosotros delante de ti,
Señor.
Hemos concebido, nos hemos retorcido, y no
dimos a luz más que viento. ¡No Hemos traído la salvación a la tierra, no le
nacieron habitantes al mundo!
Pero tus muertos revivirán, se levantarás
sus cadáveres. ¡Despierten y griten de alegría los que yacen en
el polvo! Porque tu rocío es un rocío de luz, y la tierra dará vida a las
Sombras.
El castigo de los habitantes de la tierra
¡Ve, pueblo mío, entra en
tus habitaciones y cierra tus puertas por dentro; escóndete por un instante,
hasta que pase la ira!
Porque el Señor sale de su
morada para pedir cuenta de su iniquidad a los habitantes de la tierra: la
tierra pondrá al descubierto la sangre derramada y ya no cubrirá a sus muertos.