Oráculo sobre Egipto. ¡Miren al Señor que
entra en Egipto, montado sobre una nube ligera! Ante él vacilan
los ídolos de Egipto, y el corazón de Egipto se disuelve en su interior.
Yo incitaré a egipcios contra egipcios y
combatirán hermano contra hermano, amigo contra amigo, ciudad contra ciudad,
reino contra reino.
El espíritu de Egipto se desvanecerá en su
interior, yo confundiré sus designios, y ellos consultarán a ídolos y
encantadores, a nigromantes y adivinos.
Entregaré a los egipcios en
manos de un amo implacable, y un rey cruel los dominará –oráculo del Señor de
los ejércitos–.
Las aguas del mar se secarán y el Río
quedará árido y reseco;
los canales apestarán, los Nilos de Egipto
bajarán hasta secarse, las cañas y los juncos se marchitarán.
Toda la vegetación de los bordes del Nilo y
todas las plantas sembradas junto a él se secarán: serán arrasadas y
desaparecerán.
Gemirán los pescadores, los que arrojan al
anzuelo en el Nilo estarán de duelo, y desfallecerán los que echan la red sobre
las aguas.
Los que trabajan el lino
quedarán defraudados, las cardadoras y los tejedores se pondrán lívidos,
sus tejedores se sentirán
acongojados y todos los asalariados, afligidos.
¡Qué necios son los
príncipes de Soán! ¡Los más sabios consejeros del Faraón forman un consejo de
estúpidos! ¿Como pueden ustedes decir al Faraón: «Yo soy hijo de sabios, hijo
de antiguos reyes»?
¿Dónde están tus sabios?
¡Vamos, que te anuncien y te den a conocer lo que el Señor de los ejércitos han
proyectado contra Egipto!
¡Se han enloquecido los
príncipes de Soán, se ilusionan los príncipes de Nof, las piedras angulares de
sus tribus han extraviado a Egipto!
El Señor ha derramado en
medio de ellos un espíritu de vértigo, y ellos extravían a Egipto en todo lo
que emprende, como pierde pie el borracho cuando vomita.
Y no será para provecho de Egipto nada de
lo que hagan la cabeza y la cola, la palmera y el junco.
La conversión de Egipto y de Asiria
Aquel día, los egipcios
serán como mujeres; temblarán y estarán aterrorizados ante la mano amenazadora
del Señor de los ejércitos, que él agitará contra ellos.
La tierra de Judá será el espanto de
Egipto: cada vez que se la mencione, Egipto temblará a causa del designio que
el Señor ha proyectado contra él.
Aquel día, habrá en la tierra de Egipto
cinco ciudades que hablarán la lengua de Canaán y jurarán por el Señor de los
ejércitos; una de ellas se llamará Ciudad del Sol.
Aquel día, habrá un altar para el Señor en
medio del país de Egipto, y una estela para el Señor junto a la frontera.
Esto servirá de señal y de
testimonio para el Señor de los ejércitos en el país de Egipto. Cuando ellos
clamen al Señor a causa de sus opresores, él les enviará un salvador y un
defensor, para que los libre.
El Señor se dará a conocer a
los egipcios, y los egipcios conocerán al Señor en aquel día. Lo servirán con
sacrificios y oblaciones; harán votos al Señor y los cumplirán.
El Señor herirá a Egipto,
pero sólo para sanarlo. Ellos se volverán al Señor, y él los escuchará y los
sanará.
Aquel día, habrá un camino
entre Egipto y Asiria: los asirios irán a Egipto, y los egipcios a Asiria; y
Egipto rendirá culto junto con Asiria.