Por lo tanto, hermanos, ustedes que han
sido santificados y participan de un mismo llamado celestial, piensen en Jesús,
el Apóstol y Sumo Sacerdote de la fe que profesamos.
El es fiel a Dios, que lo constituyó como
tal, así como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.
Porque él fue considerado digno de una
gloria superior a la de Moisés, en la misma medida en que la dignidad del
constructor es superior a la de la casa.
Porque toda casa tiene su
constructor, y el constructor de todas las cosas es Dios.
Moisés fue fiel en toda su
casa, en calidad de servidor, para dar testimonio de lo que debía anunciarse,
mientras que Cristo fue fiel
en calidad de Hijo, como jefe de la casa de Dios. Y esa casa somos
nosotros, con tal que conservemos la seguridad y la esperanza de la que nos
gloriamos.
Por lo tanto, como dice el Espíritu Santo:
"Si hoy escuchan su voz,
no endurezcan su corazón como en el tiempo
de la Rebelión, el día de la Tentación en el desierto,
cuando sus padres me tentaron poniéndome a
prueba, aunque habían visto mis obras
durante cuarenta años. Por eso me irrité
contra aquella generación, y dije: Su corazón está siempre extraviado y no han
conocido mis caminos.
Entonces entrarán en mi Reposo".
Tengan cuidado, hermanos, no sea que
alguno de ustedes tenga un corazón tan malo que se aparte del Dios viviente por
su incredulidad.
Antes bien, anímense
mutuamente cada día mientras dure este hoy, a fin de que nadie se endurezca,
seducido por el pecado.
Porque hemos llegado a ser partícipes de
Cristo, con tal que mantengamos firmemente hasta el fin nuestra actitud
inicial.
Cuando la Escritura dice: "Si hoy
escuchan su voz, no endurezcan su corazón como en el tiempo de la
Rebelión",
¿quiénes son los que se
rebelaron después de haberlo escuchado? ¿No son todos aquellos que salieron de
Egipto conducidos por Moisés?
¿Y contra quiénes se irritó
Dios durante cuarenta años? ¿No fue contra los que habían pecado y cuyos
cadáveres quedaron tendidos en el desierto?
¿Y a quiénes juró Dios que
no entrarían en su Reposo, sino a los mismos que le habían desobedecido?
Así vemos que aquellos no
pudieron entrar por su falta de fe.