Gen20 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
GENESIS
Capítulo 20
Abraham y Sara en Guerar
Desde allí, Abraham se trasladó a la zona
del Négueb y se estableció entre Cades y Sur. Después fue a Guerar, para
quedarse allí por un tiempo.
Abraham decía de Sara, su esposa: «Es mi
hermana». Entonces Abimélec, el rey de Guerar, mandó que le
llevaran a Sara.
Pero esa noche, Dios se
presentó en sueños a Abimélec y le dijo: «Tú vas a morir a causa de la mujer
que has tomado, porque es casada».
Abimélec, que no había convivido con ella,
le respondió: «Señor mío, ¿vas a quitarle la vida a una persona inocente?
¿Acaso su marido no me dijo que era su
hermana? ¿Y ella no lo confirmó, diciendo que él era su hermano? Yo
lo hice de buena fe y con las manos limpias».
Dios le respondió durante el
sueño: «Ya sé que lo hiciste de buena fe. Por eso, yo mismo evité que pecaras
contra mí, impidiendo que la tocaras.
Pero ahora, devuélvele la mujer a ese
hombre. El es un profeta, y va a interceder en tu favor, para que
salves tu vida. Si no se la devuelves, ten la plena seguridad de que morirás,
tú y todos los tuyos».
A la madrugada del día
siguiente, Abimélec llamó a todos sus servidores y les contó lo que había
sucedido. Y ellos sintieron un gran temor.
Entonces Abimélec llamó a
Abraham y le dijo: «¿Qué nos has hecho? ¿En qué te he ofendido, para que nos
expusieras, a mí y a mi reino, a cometer un pecado tan grave? Tú has
hecho conmigo lo que no se debe».
Y añadió: «¿Qué te proponías al proceder
de esa manera»».
Abraham respondió: «Yo pensaba que
seguramente en ese lugar no había temor de Dios, y que me matarían a causa de
mi mujer.
Por otra parte, ella es realmente mi
hermana, hija de mi padre aunque no de mi madre, y se ha casado conmigo.
Por eso, cuando Dios me hizo andar
errante, lejos de mi casa paterna, le dije: «Tienes que hacerme este favor:
cualquiera sea el lugar donde lleguemos, dirás que soy tu hermano».
Abimélec tomó ovejas y vacas, esclavos y
esclavas, y se los dio a Abraham; y también le devolvió a Sara, su esposa.
Después le dijo: «Mi país está a su
disposición: radícate donde mejor te parezca».
Y a Sara le dijo: «He dado mil monedas de
plata a tu hermano. Esto eliminará toda sospecha contra ti en aquellos que
están contigo, y tú quedarás enteramente rehabilitada».
Abraham intercedió delante
de Dios, y Dios curó a Abimélec, a su mujer y a sus sirvientas, que volvieron a
tener hijos.
Porque Dios había hecho
estéril el seno de todas las mujeres en la casa de Abimélec, a causa de Sara,
la esposa de Abraham