Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Gog,
el príncipe supremo de Mésec y Tubal, en el país de Magog, y profetiza contra
él.
Tú dirás: Así habla el Señor: Aquí estoy
contra ti, Gog, príncipe supremo de Mésec y Tubal.
Yo te haré volver, te pondré garfios en las
mandíbulas y te haré salir con todo tu ejército: caballos y jinetes, todos
ellos perfectamente equipados, una multitud inmensa, todos con escudos y
broqueles, y armados cada uno con su espada.
Persia, Cus y Put estarán con ellos, todos
con escudos y cascos.
Gómer con todos sus escuadrones, Bet
Togarmá, en los confines del norte, con todos sus escuadrones, y numerosos
pueblos estarán contigo.
Prepárate y permanece alerta, tú y toda la
coalición que se ha concentrado junto a ti, y ponte a mi disposición.
Después de muchos días, se te encomendará
una misión. Al cabo de los años, tú irás a un país restaurado de una masacre, a
una nación congregada de entre pueblos numerosos en las montañas de Israel, que
habrán estado en ruinas durante largo tiempo. Una vez que hayan sido sacados de
entre los pueblos, todos ellos vivirán confiados.
Entonces subirás como una tempestad,
llegarás como un nubarrón hasta cubrir el país, tú con todos tus escuadrones, y
numerosos pueblos contigo.
Así habla el Señor: Aquel día, los
pensamientos acudirán a tu mente y maquinarás un proyecto perverso.
Tú dirás: «Voy a subir contra un país
abierto, atacaré a gente pacífica que vive confiada en ciudades sin murallas,
sin cerrojos ni puertas».
Tú irás a saquear los despojos, a
conquistar un botín y a poner tu mano sobre unas ruinas que se han vuelto a
poblar, sobre un pueblo que ha sido reunido de entre las naciones, que se ocupa
de su ganado y de sus bienes, y habita en el Ombligo de la Tierra.
Sabá, Dedán, los
comerciantes de Tarsis y todos sus traficantes te dirán: «¿Vienes a saquear los
despojos? ¿Has concentrado esta multitud para conquistar un botín, para
llevarte plata y oro, para obtener ganado y posesiones, y para saquear grandes
despojos?».
Por eso, profetiza, hijo de hombre. Tú le
dirás a Gog: Así habla el Señor: Aquel día, cuando mi pueblo Israel viva
confiado, ¿no es cierto que tú te movilizarás?
Vendrás de tu país, de los confines del
norte, acompañado de pueblos numerosos, todos montados a caballo, con una
enorme multitud y un ejército incontable.
Subirás contra mi pueblo Israel como un
nubarrón, hasta cubrir el país. Esto sucederá al cabo de mucho tiempo:
entonces, yo te haré venir contra mi país, para que las naciones me conozcan,
cuando por medio de ti, Gog, manifieste mi santidad a la vista de ellas.
Así habla el Señor: Sí, tú eres aquel de
quien yo hablé antiguamente en medio de mis servidores, los profetas de Israel.
En aquellos días, durante años, ellos profetizaron que yo te llevaría contra
los israelitas.
Pero aquel día, cuando Gog llegue a la
tierra de Israel –oráculo del Señor– estallará mi furor.
En mis celos y en el fuego de mi
indignación, lo declaro: Sí, aquel día habrá un gran temblor en el suelo de
Israel.
Temblarán ante mí los peces del mar, los
pájaros del cielo, las bestias del campo, todos los reptiles que se arrastran
por el suelo y todos los hombres que hay sobre la faz de la tierra. Se
desplomarán las montañas, caerán las pendientes escarpadas y todos los muros se
derrumbarán por tierra.
Convocaré contra Gog toda clase de
terrores –oráculo del Señor– y unos volverán la espada contra otros.
Le haré rendir cuentas por medio de la
peste y de la sangre; haré caer una lluvia torrencial, duras piedras de
granizo, fuego y azufre, sobre él, sobre sus escuadrones y sobre los numerosos
pueblos que estarán con él.
Así manifestaré mi grandeza y mi
santidad y me daré a conocer a la vista de numerosas naciones, y ellas sabrán
que yo soy el Señor.