El día primero del primer mes erigirás la
Morada, la Carpa del Encuentro.
Allí pondrás el Arca del Testimonio y la
protegerás con el velo.
Luego llevarás la mesa y dispondrás sobre
ella lo que sea necesario. También llevarás el candelabro y le colocarás las
lámparas.
Delante del Arca del Testimonio pondrás el
altar de oro para el incienso, y a la entrada de la Morada colgarás la cortina.
Después pondrás el altar de
los holocaustos delante de la entrada de la Morada;
y entre la Carpa del Encuentro y el altar,
colocarás la fuente llena de agua.
Levantarás el atrio alrededor, y a su
entrada colgarás el cortinado correspondiente.
Luego tomarás el óleo de la unción y
ungirás la Morada y todo lo que ella contiene. Así la consagrarás con todo su
mobiliario y será una cosa sagrada.
Ungirás asimismo el altar de los holocaustos
con todos sus utensilios. Así consagrarás el altar, y este será una cosa
santísima.
También ungirás la fuente y su base, para
que quedan consagradas.
Después harás que Aarón y sus hijos se
acerquen a la entrada de la Carpa del Encuentro y los lavarás con agua.
Luego revestirás a Aarón con las
vestiduras sagradas, lo ungirás y lo consagrarás para que sea mi sacerdote.
Posteriormente, harás que también se
acerquen sus hijos. Los vestirás con túnicas
y los ungirás como ungiste a su padres, a
fin de que ejerzan mi sacerdocio. Esto se hará a fin de que la unción les
confiera el sacerdocio para siempre, a lo largo de las generaciones.
La ejecución de la orden divina
Moisés realizó exactamente todo lo que el
Señor le había ordenado.
En el segundo año, el primer día del
primer mes, se procedió a la erección de la Morada.
Para ello, Moisés asentó sus
bases, colocó sus bastidores, dispuso sus travesaños y levantó sus columnas.
Después extendió la carpa
por encima de la Morada, y sobre ella colocó la cobertura de la carpa, como el
Señor se lo había ordenado.
En seguida tomó las tablas
del Testimonio y los puso en el arca; sujetó las andas en el arca, y sobre ella
colocó la tapa.
Entonces condujo el arca hasta el interior
de la Morada, colgó el velo que la protegía y así cubrió el Arca del
Testimonio, conforme a la orden que el Señor le había dado.
También puso la mesa en la Carpa del
Encuentro, sobre el lado norte de la Morada, delante del cortinado,
y dispuso convenientemente sobre ella los
panes de la ofrenda, delante del Señor, como el mismo Señor se lo había
mandado.
Luego puso el candelabro frente a la mesa,
en el lado sur de la Morada,
y le colocó las lámparas delante del
Señor, como el Señor se lo había ordenado.
Puso asimismo el altar de oro delante del
cortinado,
y quemó en él incienso aromático, como el
Señor lo había ordenado a Moisés
A la entrada de la Morada colgó la
cortina,
y delante de la entrada de la Carpa del
Encuentro puso el altar de los holocaustos, sobre el cual ofreció el holocausto
y la oblación, conforme a la orden del Señor.
Entre la Carpa del Encuentro y el altar
ubicó la fuente y le echó agua para las abluciones.
Moisés, Aarón y sus hijos se
lavaron en ella las manos y los pies,
y siempre que entraban en la
Carpa del Encuentro y se acercaban al altar, se lavaban, como el Señor se lo
había ordenado a Moisés.
Finalmente, levantó el atrio alrededor de
la Morada y del altar, y colgó el cortinado a la entrada del atrio. De esta
manera Moisés dio por terminado el trabajo.
El ingreso de la gloria del Señor
Entonces la nube cubrió la Carpa del
Encuentro y la gloria del Señor llenó la Morada.
Moisés no podía entrar en la Carpa del
Encuentro, porque la nube se había instalado sobre ella y la gloria del Señor
llenaba la Morada.
La nube, guía de los israelitas
En todas las etapas del camino, cuando la
nube se alzaba, alejándose de la Morada, los israelitas levantaban el
campamento.
Pero si la nube no se alzaba, ellos no se
movían, hasta que la nube volvía a hacerlo.
Porque durante el día, la nube del Señor
estaba sobre la morada, y durante la noche, un fuego brillaba en ella, a la
vista de todo el pueblo de Israel. Esto sucedía en todas las etapas del camino.