No divulgarás falsos rumores. No te
pondrás de parte del culpable, dando testimonio en favor de una injusticia.
No seguirás a la mayoría para hacer el mal,
ni atestiguarás en un proceso plegándote a la mayoría, para conculcar el
derecho.
Tampoco favorecerás arbitrariamente al
pobre que está implicado en un pleito.
Si encuentras perdido el buey o el asno de
tu enemigo, se los llevarás inmediatamente.
Si ves al asno del que te aborrece, caído
bajo el peso de su carga, no lo dejarás abandonado; más aún, acudirás a
auxiliarlo junto con su dueño.
No conculcarás el derecho de tu compatriota
indigente cuando tenga un pleito.
Permanecerás alejado de las causas falsas,
y no harás morir al inocente y al que está en su derecho, porque yo no
absolveré al culpable.
No te dejes sobornar con regalos, porque el
regalo enceguece al que ve con claridad y pervierte las causas de los justos.
No oprimirás al extranjero. Ustedes
saben muy bien lo que significa ser extranjero, ya que lo fueron en Egipto.
El año sabático y el sábado
Durante seis años sembrarás
tus tierras y recogerás sus productos.
Al séptimo año, les darás un
descanso y las dejarás sin cultivar. Allí encontrarán su alimento tus
compatriotas indigentes, y los animales del campo comerán el resto. Lo mismo
harás con tus viñas y tus olivares.
Durante seis días harás tus
trabajos, pero el séptimo deberás descansar, a fin de que reposen tu buey y tu
asno, y el hijo de tu esclava y el extranjero tengan un respiro;.
Ustedes observarán todo lo
que les he dicho. Ni siquiera pronunciarán el nombre de otros dioses: que nadie
lo oiga en boca de ustedes.
Las fiestas religiosas de Israel
Tres veces al año celebrarás una fiesta en
mi honor.
Celebrarás la fiesta de los Acimos.
Durante siete días comerás pan sin levadura, como te lo he mandado, en el
tiempo señalado del mes de Abib, porque en ese mes saliste de Egipto. Y nadie
se presentará ante mí con las manos vacías.
También celebrarás la fiesta de la
Cosecha, o sea, de las primicias de tus trabajos, de lo que hayas sembrado en
los campos. Y al comienzo del año, cuando recojas los frutos de tu trabajo,
celebrarás la fiesta de la Recolección.
Todos los varones se presentarán delante
del Señor tres veces al año.
Otras leyes litúrgicas
No acompañarás con pan fermentado la
sangre de mis sacrificios, ni dejarás para el día siguiente la grasa de la
víctima ofrecida en mi fiesta.
Llevarás a la Casa del Señor, tu Dios, lo
mejor de los primeros frutos de tu suelo. No harás cocer un cabrito en la lecha
de su madre.
Instrucciones sobre la entrada en Canaán
Yo voy a enviar un ángel delante de ti,
para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he
preparado.
Respétalo y escucha su voz.
No te rebeles contra él, porque no les perdonará las transgresiones, ya que mi
Nombre está en él.
Si tú escuchas realmente su
voz y haces todo lo que te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de
tus adversarios.
Entonces mi ángel irá
delante de ti y te introducirá en el país de los amorreos, los hititas, los
perizitas, los cananeos, los jivitas y los jebuseos, y los exterminará.
No te postrarás delante de
sus dioses ni los servirás; no imitarás sus costumbres, sino que derribarás y
harás pedazos sus piedras conmemorativas.
Ustedes servirán al Señor,
su Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ti las enfermedades;
en tu país ninguna mujer
abortará ni será estéril, y colmaré el número de tus días.
Yo sembraré el terror
delante de ti, llenaré de confusión a los pueblos que encuentres a tu paso, y
haré que todos tus enemigos te vuelvan las espaldas.
Haré cundir el pánico delante de ti, y él
pondrá en fuga delante de ti al jivita, al cananeo y al hitita.
Pero no los expulsaré en un solo año, no
sea que el país se convierta en un desierto y las bestias salvajes se
multipliquen en perjuicio tuyo.
Los iré expulsando de tu vista poco a
poco, hasta que crezcas en número y puedas tomar posesión del país.
Extenderé tus dominios desde el Mar Rojo
hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Eufrates, porque yo
pondré en tus manos a los habitantes del país para que los expulses delante de
ti.
No harás ningún pacto con ellos ni con sus
dioses.
Y ellos no deberán permanecer en tu
país, para que no te inciten a pecar contra mí. Porque entonces servirías a sus
dioses, y eso sería un grave riesgo para ti.