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El Antiguo Testamento
ECLESIASTICO
Capítulo 6
porque la mala fama heredará vergüenza y
oprobio: esta es la suerte del pecador que habla con doblez
No te dejes arrastrar por el capricho de tu
pasión, para no ser despedazado como un toro:
devorarías tus ramas,
perderías tus frutos y de convertirías en un tronco seco.
Una pasión violenta pierde al
que la tiene y hace que sus enemigos se rían de él.
Las palabras dulces
multiplican los amigos y un lenguaje amable favorece las buenas relaciones.
Que sean muchos los que te
saludan, pero el que te aconseja, sea uno entre mil.
Si ganas un amigo, gánalo en la prueba, y
no le des confianza demasiado pronto.
Porque hay amigos
ocasionales, que dejan de serlo en el día de aflicción.
Hay amigos que se vuelven
enemigos, y para avergonzarte, revelan el motivo de la disputa.
Hay amigos que comparten tu
mesa y dejan de serlo en el día de la aflicción.
Mientras te vaya bien, serán
como tú mismo y hablarán abiertamente con tus servidores;
pero si te va mal, se
pondrán contra ti y se esconderán de tu vista.
Sepárate de tus enemigos y
sé precavido con tus amigos.
Un amigo fiel no tiene precio, no hay
manera de estimar su valor.
Un amigo fiel no tiene precio, no hay
manera de estimar su valor.
Un amigo fiel es un bálsamo
de vida, que encuentran los que temen al Señor.
El que teme al Señor
encamina bien su amistad, porque como es él, así también será su amigo.
Hijo mío, desde tu juventud,
busca la instrucción, y hasta en tu vejez, encontrarás la sabiduría.
Acércate a ella como el que
ara y el que siembra, y espera pacientemente sus buenos frutos: al cultivarla,
te fatigarás un poco, pero muy pronto comerás de sus productos.
¡Qué dura les parece a los
ignorantes! El insensato no se mantiene fiel a ella:
ella lo oprime como una piedra pesada y no
tarda en sacársela de encima.
Porque la sabiduría hace honor a su nombre
y no se manifiesta a muchos.
Escucha, hijo mío, acepta mi doctrina y no
rechaces mi consejo.
Mete tus pies en sus cepos y
tu cuello en su collar.
Doblega tus espaldas y carga
con ella, y no te irrites por sus cadenas.
Acércate a ella con toda tu
alma y permanece en sus camino con todas tus fuerzas.
Sigue sus huellas y búscala:
la sabiduría se te dará a conocer, y una vez que la poseas, no la dejes,
porque al fin encontrarás en
ella el descanso y ella se convertirá en tu alegría.
Sus cepos serán un refugio
poderoso y sus collares, un manto de gloria.
Su yugo será un adorno de
oro y sus cadenas, un tejido de jacinto.
Te revestirás de ella como
de un manto de gloria y te la ceñirás como una corona de júbilo.
Si quieres, hijo mío, serás
instruido, y si pones empeño, sabrás desenvolverte.
Si te gusta escuchar,
aprenderás, y si prestas atención, llegarás a ser sabio.
Frecuenta las reuniones de
los ancianos y si hay algún sabio, adhiérete a él.
Procura escuchar todo lo que
se refiera a Dios y que no se te escapen las máximas profundas.
Si ves a un hombre
inteligente, ve en seguida hacia él y que tus pies gasten el umbral de su
puerta.
Examina detenidamente los
preceptos del Señor y medita sin cesar sus mandamientos: él mismo afirmará tu
corazón y te dará la sabiduría que deseas.