Eclo39 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
ECLESIASTICO
Capítulo 39
No pasa lo mismo con el que consagra su
vida a reflexionar sobre la Ley del Altísimo. El busca la sabiduría de todos
los antiguos y dedica su tiempo a estudiar las profecías;
conserva los dichos de los
hombres famosos y penetra en las sutilezas de las parábolas;
indaga el sentido oculto de
los proverbios y estudia sin cesar las sentencias enigmáticas.
Presta servicio entre los
grandes y se lo ve en la presencia de los jefes; viaja por países extranjero,
porque conoce por experiencia lo bueno y lo malo de los hombres.
De todo corazón, muy de
madrugada, se dirige al Señor, su Creador, y suplica en la presencia del Altísimo;
abre sus labios para orar y pide perdón por sus pecados.
Si el gran Señor así lo desea, será colmado
del espíritu de inteligencia: derramará como lluvia sus sabias palabras y
celebrará al Señor con su plegaria;
dirigirá rectamente su conejo
y su ciencia y reflexionará sobre los secretos de Dios;
con su enseñanza hará brillar la doctrina y
se gloriará en la Ley de Alianza del Señor.
Muchos alabarán su inteligencia, que nunca caerá
en el olvido; su recuerdo no se borrará jamás y su nombre vivirá para siempre.
Las naciones hablarán de su
sabiduría y la asamblea proclamará su alabanza.
Si vive largo tiempo, tendrá más renombre
que otros mil; si entra en el reposo, eso le bastará.
Voy a seguir exponiendo mis reflexiones,
porque estoy colmado como la luna llena.
Escúchenme, hijos santos, y crezcan como
rosal que brota junto a la corriente de agua.
Exhalen suave fragancia como el incienso y
florezcan como el lirio; derramen aroma y entonen un canto, bendigan al Señor
por todas sus obras.
Reconozcan que su Nombre es
grande, denle gracias, proclamando su alabanza, con cantos en los labios y con
arpas, y digan en la acción de gracias:
¡Qué hermosas son todas las
obras del Señor, y todo lo que él ordena se cumple a su tiempo! No hay por qué
decir: «¿Qué es esto? ¿Para qué está?». Porque todo será comprendido en
su momento.
Por su palabra, las aguas se detuvieron
como una masa; por una de sus órdenes, se formaron los depósitos de agua.
El lo ordena, y se cumple su voluntad, y
nadie puede menoscabar su obra salvadora.
Las obras de todo ser
viviente están ante él y nada puede ocultarse a sus ojos.
El abarca con la mira los límites del
tiempo y no hay nada extraordinario para él.
No hay por qué decir: «¿Qué es esto? ¿Para
qué está?». Porque todo ha sido creado con un fin.
Su bendición desborda como un río y como
un diluvio, empapa la tierra.
Pero su ira será la herencia
de las naciones, igual que cuando él cambió las aguas en sal.
Sus caminos son rectos para
los santos, pero están llenos de obstáculos para los impíos.
Los bienes fueron creados
desde el principio para los buenos, así como los males para los pecadores.
Lo más indispensable para la
vida del hombre es el agua y el fuego, el hierro y la sal, la harina de trigo,
la leche y la miel, la sangre de la vid, el aceite y la ropa:
todo esto es beneficioso para los buenos,
y se vuelve perjudicial para los pecadores.
Hay vientos que fueron
creados para el castigo, y en sus furor, él los hace más impetuosos: en el
momento de la destrucción, desencadenan su violencia y apaciguan el furor de
aquel que los hizo.
Fuego, granizo, hambre y peste: todo esto
fue creado para el castigo.
Los dientes de las fieras,
los escorpiones y las víboras, y la espada vengadora que destruye al impío,
todos ellos se alegran de sus órdenes y
están sobre la tierra dispuestos a servirlo: llegado el momento, no
transgredirán su palabra.
Por eso, desde el principio, convencí de
esto, reflexioné, y lo puse por escrito:
Las obras del Señor son todas buenas, y a
su debido tiempo, él provee a toda necesidad.
No hay por qué decir: «Esto es peor que
aquello», porque a su tiempo todo será reconocido como bueno.
Y ahora, de todo corazón y
en alta voz, canten himnos y bendigan el nombre del Señor».