Eclo33 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
ECLESIASTICO
Capítulo 33
El que teme al Señor no sufrirá ningún
mal y en la prueba será librado una y otra vez.
Un hombre sabio nunca detesta la Ley, pero
el que finge observarla es como un barco en la tempestad.
Un hombre inteligente confía en la Ley y la
tiene tanta fe como a un oráculo divino.
Prepara lo que vas a decir, y así serás
escuchado, resume lo que sabes, y luego responde.
Los sentimientos del necio son una rueda de
carro y su conversación, como un eje que da vueltas.
Un amigo burlón es como un caballo en celo:
relincha bajo cualquier jinete.
¿Por qué un día es más importantes que
otro, si a todos los días del año la luz les viene del sol?
Es la ciencia del Señor la
que los hizo diferentes, y él diversificó los tiempos y las fiestas:
a unos días los exaltó y
consagró, y a otros los computó entre los días ordinarios.
Todos los hombres provienen
del suelo, y Adán fue creado de la tierra;
pero, en su gran sabiduría,
el Señor los distinguió y los hizo marchar por caminos diversos:
a unos los bendijo y exaltó,
los consagró y los acercó a él; a otros los maldijo y humilló, y los derribó de
sus puestos.
Como está la arcilla en las
manos del alfarero, que dispone de ella según su voluntad, así están los
hombres en las manos de su Creador, y él les retribuirá según su decisión.
Frente al mal, está el bien
y frente a la muerte, la vida: así, frente al hombre bueno, está el pecador.
Considera asimismo todas las obras del
Altísimo: están de dos en dos, una frente a otra.
Yo, el último en llegar, me mantuve alerta
como quien recoge detrás de los viñadores.
Por la bendición del Señor, he llegado a
tiempo, y como un viñador, he llenado el lagar.
Sepan que no me fatigué para mí solamente,
sino para todos los que buscan la instrucción.
Escúchenme, grandes del pueblo, y ustedes,
jefes de la asamblea, préstenme atención.
Sea hijo o mujer, hermano o amigo, a nadie
des autoridad sobre ti mientras vivas. Tampoco entregues tus
bienes a otro, no sea que te arrepientas y los tengas que reclamar.
Mientras vivas y tengas
aliento, no te dejes enajenar por nadie:
es mejor que tus hijos te
pidan que tener tus ojos fijos en sus manos.
En todo lo que hagas, sé tú el que dirige,
y no manches con nada tu reputación.
Cuando lleguen a su término los días de tu
vida, a la hora de la muerte, reparte tu herencia.
Al asno el forraje, el bastón y la carga;
al servidor el pan, la disciplina y el trabajo.
Obliga a trabajar a tu esclavo, y
encontrarás descanso; déjalo desocupado, y buscará la libertad.
El yugo y las riendas doblegan la nuca, y
para el servidor perverso, están la tortura y el tormento.
Fuérzalo a trabajar, para que no se quede
ocioso, porque el ocio enseña muchas cosas malas.
Oblígalo a trabajar como le corresponde, y
si no obedece, ata sus pies con cadenas.
Pero a nadie le exijas más de la cuenta, y
no hagas nada sin justicia.
Si no tienes más que un servidor,
considéralo como a ti mismo, porque lo has adquirido con sangre;
si no tienes más que un servidor, trátalo
como a un hermano, porque lo necesitas tanto como a ti mismo.
Si tú lo maltratas y él termina por
escaparse, ¿por qué camino lo irás a buscar?