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El Antiguo Testamento
ECLESIASTICO
Capítulo 14
- ¡Feliz el hombre que no ha faltado con su
lengua ni es atormentado por el remordimiento!
- ¡Feliz el que no tiene que reprocharse a sí
mismo y no ve desvanecerse su esperanza!
- ¿De qué le sirve la riqueza al mezquino y
para qué tiene el avaro su fortuna.
- El que acumula, privándose de todo, acumula
para otros, y otros se darán buena vida con sus bienes.
- El que es malo consigo mismo ¿con quién
será bueno? Ni él mismo disfruta de su fortuna.
- No hay nadie peor que el avaro consigo
mismo, y ese es el justo pago de su maldad.
- Si hace algún bien, lo hace por descuido, y
termina por revelar su malicia.
- Es un malvado el que mira con envidia, el
que da vuelta la cara y menosprecia a los demás.
- El ojo del ambicioso no está satisfecho con
su parte y la ruindad reseca el alma.
- El miserable mezquina el pan y tiene su
mesa siempre vacía.
- En la medida de tus
recursos, vive bien, hijo mío, y presenta al Señor ofrendas dignas.
- Recuerda que la muerte no tardará y que el
pacto del Abismo no te ha sido revelado.
- Antes de morir, haz el bien
a tu amigo y dale con largueza, en la medida de tus fuerzas.
- No te prives de un día
agradable ni desaproveches tu parte de gozo legítimo.
- ¿Acaso no dejarás a otro el
fruto de tus trabajos, y el de tus fatigas, para que lo repartan en herencia?
- Da y recibe, olvida tus
preocupaciones, porque no hay que buscar delicias en el Abismo.
- Todo ser viviente envejece
como un vestido, porque está en pie la antigua sentencia: «Tienes que morir».
- En el follaje de un árbol
tupido, unas hojas caen y otras brotan: así son las generaciones de carne y de
sangre, una muere y otra nace.
- Toda obra corruptible
desaparece y el que la hizo se irá con ella.
- ¡Feliz el hombre que se
ocupa de la sabiduría y el que razona con inteligencia,
- el que reflexiona sobre los
caminos de la sabiduría y penetra en sus secretos!
- El la sigue como un
rastreador y se queda al acecho de sus pasos;
- espía por sus ventanas y
escucha atentamente a sus puertas;
- busca albergue cerca de su casa y clava
una estaca en sus muros;
- instala su carpa cerca de
ella y se alberga en la mejor de las moradas;
- pone a sus hijos bajo el
abrigo de ella y vive a la sombre de sus ramas:
- ella lo protege del calor y él habita en
su gloria.