Si entre dos hombres se produce un
litigio y ellos acuden a la justicia, se los juzgará, y se absolverá al
inocente y se condenará al culpable.
Si este último merece ser apaleado, el juez
lo obligará a tenderse en el suelo y lo hará castigar en su presencia, con un
número de golpes proporcionados a su culpa.
Podrá infligirle hasta cuarenta golpes,
pero no más, no sea que castigándolo más de la cuenta, el castigo resulte
excesivo y tu hermano quede envilecido a tus ojos.
No pondrás bozal al buey que trilla.
Obligaciones matrimoniales de los cuñados
Si varios hermanos viven juntos y uno de
ellos muere sin tener hijos, la mujer del difunto no se casará con un extraño.
El hermano del difunto se unirá con ella y cumplirá con su deber de cuñado.
El primogénito que de ella nazca perpetuará
el nombre del hermano difunto, y así su nombre no se borrará de Israel.
Pero si el cuñado se niega a tomarla por
esposa, ella subirá a la puerta de la ciudad donde están los ancianos, y dirá:
«Mi cuñado se niega a perpetuar en Israel el nombre de su hermano; y no está
dispuesto a cumplir en mi favor sus deberes de cuñado».
Entonces los ancianos de su ciudad llamarán
a ese hombre y le pedirán una explicación. Si él persiste en su negativa,
diciendo: «No quiero casarme con ella»,
su cuñada se acercará a él en presencia de
los ancianos, le quitará la sandalia del pie, lo escupirá en la cara y le dirá:
«Así se debe obrar con el hombre que no edifica la casa de su hermano».
Y en adelante, se lo apodará en Israel:
«Casa del descalzo».
El pudor en las peleas
Si unos hombres se pelean, y la mujer de
uno de ellos, para librar a su marido de los golpes del otro, extiende la mano
y lo toma por las partes genitales,
deberás cortarle la mano sin tenerle
compasión.
Deberes de justicia
No tendrás en tu bolsa dos pesas, una
liviana y otra pesada.
No tendrás en tu casa dos medidas, una
grande y otra pequeña.
Deberás tener una pesa exacta y justa, y
también una medida exacta y justa, para gozar de una larga vida en el suelo que
El Señor, tu Dios, te da.
Porque él considera abominable a que
procede de esa manera, a cualquiera que comete una injusticia.
El castigo de Amalec
Recuerda lo que te hizo Amalec cuando
ustedes iban por el camino, después que salieron de Egipto:
cómo te salió el paso y atacó por la
espalda a todos los que se habían quedado a la retaguardia, agotados por el
cansancio. Entonces tú estabas fatigado y sin fuerzas, pero él no tuvo temor de
Dios.
Por eso, cuando el Señor, tu Dios, te
libre definitivamente de todos los enemigos que están a tu alrededor, en la
tierra que él te dará en herencia, borrarás de todas partes el recuerdo de
Amalec. ¡No lo olvides!