Dan11 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
DANIEL
Capítulo 11
Yo, por mi parte, estuve apostado para
darle fuerza y apoyo, durante el primer año deDarío el medo.
Y ahora voy a anunciarte la verdad. Todavía surgirán tres reyes en Persia, y el cuarto poseerá riquezas más
grandes que todos los demás. Y cuando este se haya hecho poderoso por su
riqueza, movilizará todo contra el reino de Javán.
Luego surgirá un rey guerrero, que ejercerá
un dominio inmenso y hará lo que le parezca.
Sin embargo, apenas logre afianzarse, su
reino será dividido y repartido a los cuatro vientos del cielo, pero no en
provecho de sus descendientes, y sin el dominio que él había ejercido. Porque su reino será arrancado de raíz y pasará a otros, distintos de
aquellos.
El rey del Sur se hará
poderoso, pero uno de sus jefes será más fuerte que él, y ejercerá un dominio
más grande que el suyo.
Al cabo de algunos años, ellos se aliarán,
y la hija del rey del Sur se presentará al rey del Norte para concertar un
acuerdo equitativo. Pero ella no conservará la fuerza de su brazo, y su
descendencia no subsistirá: ella misma será entregada, y junto con ella, los
que la habían llevado, así como su hijo y el que la había sostenido. En
aquellos tiempos,
surgirá en lugar de su padre un retoño de
las mismas raíces que ella: él atacará al ejército y penetrará en la fortaleza
del rey del Norte, luchará contra ellos y vencerá.
Hasta a sus dioses, con sus estatuas de
metal fundido y sus objetos de plata y oro, los llevará cautivos a Egipto; y
él, durante algunos años, se mantendrá alejado del rey del Norte.
Este último penetrará entonces en el reino
del rey del Sur, y luego regresará a su país.
Los hijos del rey del Norte reanudarán las
hostilidades y reunirán una gran multitud de tropas. Uno de ellos irrumpirá
como un río desbordado, inundará y llevará las hostilidades hasta su fortaleza.
El rey del Sur se irritará y saldrá a
combatir contra el rey del Norte. Este pondrá en pie de guerra una gran
multitud, pero ella caerá en manos del rey del Sur.
La multitud será aniquilada;
entonces se ensoberbecerá su corazón y abatirá a millares de hombres, pero ya
no será el más fuerte.
El rey del Norte pondrá otra
vez en pie de guerra una multitud más grande que la primera y, al cabo de
algunos años, irrumpirá con un gran ejército y muy bien pertrechado.
En aquellos tiempos, se
alzarán muchos contra el rey del Sur, y unos hombres violentos de tu pueblo se
levantarán para dar cumplimiento a una visión, pero fracasarán.
El rey del Norte vendrá, levantará
terraplenes y tomará una ciudad fortificada. Las fuerzas del Sur no resistirán,
y ni siquiera sus tropas escogidas tendrán vigor para resistir.
El invasor hará lo que le parezca y nadie
se le opondrá; se instalará en el país de la Hermosura, y el país entero caerá
en sus manos.
Entonces se dispondrá a someter todo el
reino del Sur, y concertará un acuerdo con él: le dará una mujer excepcional
para destruirlo, pero eso no perdurará ni le dará resultado.
Se volverá hacia las regiones costeras, y
conquistará un buen número de ellas; pero un magistrado acabará con el ultraje,
sin que él pueda devolverle la afrenta.
Luego se volverá hacia las fortalezas de
su país, pero tropezará, caerá y no se lo encontrará más.
En lugar de él, surgirá uno que hará pasar
a un recaudador de tributos por la tierra más hermosa del reino, pero en unos
días será destrozado, aunque no de frente ni en la guerra.
En lugar de él, surgirá un
plebeyo, que no estará investido de la dignidad real. El llegará tranquilamente
y se adueñará de la realeza por medio de intrigas.
Las fuerzas opositoras serán
barridas ante él y quedarán destrozadas, así como también el príncipe de la
Alianza.
Se valdrá de los pactos
concertados con él para actuar dolosamente: así se encumbrará y se hará fuerte
con poca gente.
Entrará tranquilamente en
las regiones más fértiles de la provincia, y hará lo que no habían hecho ni sus
padres ni los padres de sus padres: distribuirá entre su gente botín, despojos
y riquezas, y hará planes contra las fortalezas, pero sólo por un tiempo.
Al frente de un gran ejército, excitará su
fuerza y su coraje contra el rey del Sur, y este entrará en guerra con un gran
ejército, extremadamente fuerte, pero no resistirá, porque se confabularán
contra él.
Los mismos que comían de sus manjares lo
destrozarán, su ejército será barrido y caerán muchas víctimas.
Los dos reyes, llenos de malas
intenciones, se dirán mentiras sentados a la misma mesa; pero no se logrará
nada, porque el tiempo fijado todavía está por venir.
El regresará a su país con grandes
riquezas y lleno de aversión contra la Alianza santa: actuará y luego regresará
a su país.
En el tiempo fijado, retornará al Sur,
pero esta última vez no será como la primera.
Naves de Quitím vendrán contra él, y se
desanimará; se volverá atrás y desahogará su furor contra la Alianza santa; a
su regreso, llegará a un entendimiento con aquellos que abandonen la Alianza
santa.
Fuerzas enviadas por él atacarán,
profanarán el Santuario y la Ciudadela, abolirán el sacrificio perpetuo e
instalarán la Abominación de la desolación.
Por medio de intrigas, él hará apostatar a
los transgresores de la Alianza, pero el pueblo de los que conocen a Dios se
mantendrá firme y entrará en acción.
Hombres prudentes del pueblo instruirán a
muchos, pero serán víctimas de la espada y del fuego, del cautiverio y del
saqueo, durante algunos días.
Mientras ellos caigan, recibirán un poco
de ayuda, y muchos se unirán a ellos, pero hipócritamente.
Algunos de los hombres prudentes caerán, a
fin de ser purificados, acrisolados y blanqueados, hasta el tiempo del Fin,
porque el plazo está fijado.
El rey obrará a su arbitrio, se exaltará y
engrandecerá por encima de todo dios, y dirá cosas monstruosas contra el Dios
de los dioses. Y tendrá éxito hasta que se agote la Ira, porque lo que está
decretado se ejecutará.
El no respetará a los dioses de sus
padres, ni al dios favorito de las mujeres; no respetará a ninguna divinidad,
porque se engrandecerá por encima de todo.
En su lugar honrará al dios
de las fortalezas: honrará a un dios que no conocieron sus padres, con oro,
plata, piedras preciosas y objetos de valor.
Utilizará como defensores de
la fortaleza al pueblo de un dios extranjero; y a todo el que lo reconozca lo
colmará de honores, le dará autoridad sobre muchos y le distribuirá parcelas de
tierra.
En el tiempo del Fin, el rey del Sur
acometerá contra él. El rey del Norte lo atacará como un torbellino, con carros
de guerra, caballería y numerosas naves; penetrará en los países como un río
desbordado y los inundará.
Entrará en el país de la
Hermosura, y caerán millares de hombres, pero se librarán de su mano Edom, Moab
y el resto de los amonitas.
Extenderá su mano sobre los
países, y el país de Egipto no escapará.
Se adueñará de los tesoros
de oro y plata, y de todos los objetos preciosos de Egipto; los libios y los
cusitas marcharán en su séquito.
Pero noticias llegadas de
Oriente y del Norte lo llenarán de espanto; entonces partirá lleno de furor
para destruir y exterminar a mucha gente.
Plantará los pabellones de
su palacio entre el mar y la montaña santa de la Hermosura, y luego llegará a
su fin, sin que nadie venga en su ayuda.