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El Antiguo Testamento
SEGUNDO LIBRO DE LOS REYES
Capítulo 10
Exterminio de las familias reales de
Israel y de Judá
- Ajab tenía setenta hijos en Samaría. Jehú escribió unas cartas, y las envió a Samaría, a los jefes de la ciudad, a los ancianos y a los preceptores de los hijos de Ajab. En ellas decía:
- «Ahí tienen con ustedes a los hijos de su señor, y tienen también los carros, los caballos, una ciudad fortificada y un arsenal. Y bien, apenas reciban esta carta,
- vean cuál es el mejor y el más capaz entre los hijos de su señor, siéntenlo en el trono de su padre y combatan por la familia de su señor».
- Ellos sintieron mucho miedo y dijeron: «Dos reyes no han podido resistir delante de él, ¿cómo podremos resistir nosotros?».
- Entonces el mayordomo de palacio, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los preceptores mandaron decir a Jehú: «Somos tus servidores y haremos todo lo que nos digas. No proclamaremos rey a nadie. Obra como mejor te parezca».
- Jehú les escribió una segunda carta, en la que decía: «Si están de parte mía y aceptan obedecerme, tomen las cabezas de todos los hijos de su señor y vengan a verme mañana a esta misma hora, a Izreel». Ahora bien, los setenta hijos del rey estaban repartidos entre las personas importantes de la ciudad, que los criaban.
- Cuando recibieron esta carta, tomaron a los hijos del rey, degollaron a los setenta, pusieron sus cabezas en unas canastas y se las enviaron a Izreel.
- Un mensajero fue entonces a informar a Jehú: «Han traído las cabezas de los hijos del rey». El ordenó: «Expónganlas en dos montones a la entrada de la Puerta, hasta la mañana».
- A la mañana, él salió y, puesto de pie, dijo a todo el pueblo: «Ustedes son inocentes. Yo conspiré contra mi señor y lo maté. Pero a todos estos, ¿Quién los ultimó?
- Sepan entonces que no caerá por tierra ni una sola palabra del Señor, nada de lo que él dijo contra la casa de Ajab: el Señor ha cumplido lo que había dicho por medio de su servidor Elías».
- Jehú acabó con todos los que aún quedaban de la casa de Ajab en Izreel, con todos sus nobles, sus familiares y sus sacerdotes, sin dejarle ni un solo sobreviviente.
- Luego partió y se fue a Samaría. Cuando iba por el camino, en Bet Equed de los Pastores,
- Jehú se encontró con los hermanos de Ocozías, rey de Judá, y dijo: «¿Quiénes son ustedes?». «Somos los hermanos de Ocozías, le respondieron, y bajamos a saludar a los hijos de la reina madre».
- Entonces ordenó: «¡Captúrenlos vivos!». Los capturaron vivos y los mataron junto al pozo de Bet Equed. Eran cuarenta y dos, y no quedó ni uno solo.
El encuentro de Jehú con Jonadab, hijo de
Recab 15. Jehú partió de allí, y se encontró con Jonadab, hijo de Recab, que venía a su encuentro. El lo saludó y le dijo: «¿Eres tan leal conmigo como yo lo soy contigo?». Jonadab respondió: «Así es». «Si es así, dame la mano», replicó Jehú. El se la dio, y Jehú lo hizo subir a su carro, 16. diciendo: «Ven conmigo y mira el celo que tengo por el Señor». Y lo llevó en su carro. 17. Al llegar a Samaría, ultimó allí a todos los que aún quedaban de la familia de Ajab: los exterminó a todos, conforme a la palabra que el Señor había dicho a Elías.
Exterminio de todos los servidores de
Baal 18. Jehú reunió luego a todo el pueblo y le dijo: «Ajab sirvió poco a Baal; Jehú lo servirá mucho más. 19. Ahora, convóquenme a todos los profetas de Baal, a todos sus fieles y a todos sus sacerdotes. Que no falte nadie, porque voy a ofrecer un gran sacrificio a Baal. Todo el que falte no sobrevivirá». Pero Jehú obraba con astucia, a fin de hacer desaparecer a los fieles de Baal. 20. Luego dijo: «Convoquen a una asamblea solemne en honor de Baal». Así lo hicieron, 21. y Jehú envió mensajeros por todo Israel. Entonces vinieron todos los fieles de Baal, no quedó nadie sin venir. Entraron en el templo de Baal, y el templo se llenó de bote en bote. 22. Jehú dijo al encargado del vestuario: «Saquen las vestiduras para todos los fieles de Baal». El sacó las vestiduras. 23. Entonces Jehú llegó al templo de Baal con Jonadab, hijo de Recab, y dijo a los fieles de Baal: «Revisen bien, y fíjense que no haya aquí ningún servidor del Señor, sino sólo los fieles de Baal». 24. Luego entraron para ofrecer sacrificios y holocaustos. Mientras tanto, Jehú había apostado afuera a ochenta hombres y les había dicho: «El que deje escapar a alguno de los que yo pongo en las manos de ustedes, responderá por él con su propia vida». 25. Y cuando terminó de ofrecer el holocausto, Jehú dijo a los guardias y a los oficiales: «¡Entren y mátenlos! ¡Que no salgo ni uno solo!». Ellos los mataron al filo de la espada y los arrojaron afuera. Luego los guardias y los oficiales llegaron hasta la ciudadela del templo de Baal, 26. sacaron el poste sagrado del templo de Baal y lo quemaron. 27. Después de haber destruido el poste sagrado de Baal, demolieron su templo y lo convirtieron en una cloaca, que existe hasta el día de hoy.
El reinado de Jehú en Israel (841-814)
- Así Jehú exterminó a Baal de Israel.
- Pero Jehú no se apartó de los pecados con que Jeroboam, hijo de Nebat, había hecho pecar a Israel, a saber, los terneros de oro que había en Betel y en Dan.
- El Señor dijo a Jehú: «Porque tú has obrado bien, haciendo lo que es recto a mis ojos, y has tratado a la casa de Ajab exactamente como yo quería, tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación».
- Pero Jehú no se empeñó en seguir de todo corazón la ley del Señor, el Dios de Israel, ni se apartó de los pecados con que Jeroboam había hecho pecar a Israel.
- En aquellos días, el Señor comenzó a cercenar a Israel. Jazael los derrotó en toda la frontera de Israel,
- desde el Jordán hacia el Oriente: todo el país de Galaad, el territorio de Gad, de Rubén, de Manasés, desde Aroer, que está sobre la ribera del torrente Amón, y también Galaad y Basán.
- El resto de los hechos de Jehú y todo lo que él hizo, todas sus hazañas, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel?
- Jehú se fue a descansar con sus padres y lo sepultaron en Samaría. Su hijo Joacaz reinó en lugar de él.
- Jehú reinó sobre Israel, en Samaría, durante veintiocho años.