1Re17 - kzu/VocabularioTeologiaBiblica GitHub Wiki
El Antiguo Testamento
PRIMER LIBRO DE LOS REYES
Capítulo 17
El anuncio de la gran sequía
Elías el tisbita, de Tisbé en Galaad,
dijo a Ajab: «¡Por la vida del Señor, el Dios de Israel, a quien yo sirvo, no
habrá estos años rocío ni lluvia, a menos que yo lo diga!».
La palabra del Señor le llegó en estos
términos:
«Vete de aquí; encamínate hacia el Oriente
y escóndete junto al torrente Querit, que está al este del Jordán.
Beberás del torrente, y yo he mandado a los
cuervos que te provean allí de alimento».
El partió y obró según la palabra del Señor:
fue a establecerse junto al torrente Querit, que está al este del Jordán.
Los cuervos le traían pan por la mañana y
carne por la tarde, y él bebía del torrente.
Elías y la viuda de Sarepta
Pero, al cabo de un tiempo, el torrente se
secó porque no había llovido en la región.
Entonces la palabra del Señor llegó a Elías
en estos términos:
«Ve a Sarepta, que pertenece a Sidón, y
establécete allí; ahí yo he ordenado a una viuda que te provea de alimento».
El partió y se fue a Sarepta. Al llegar a
la entrada de la ciudad, vio a una viuda que estaba juntando leña. La llamó y
le dijo: «Por favor, tráeme en un jarro un poco de agua para beber».
Mientras ella lo iba a buscar, la llamó y
le dijo: «Tráeme también en la mano un pedazo de pan».
Pero ella respondió: «¡Por la vida del
Señor, tu Dios! No tengo pan cocido, sino sólo un puñado de harina en el tarro
y un poco de aceite en el frasco. Apenas recoja un manojo de leña, entraré a
preparar un pan para mí y para mi hijo; lo comeremos, y luego moriremos».
Elías le dijo: «No temas. Ve a hacer lo
que has dicho, pero antes prepárame con eso una pequeña galleta y tráemela;
para ti y para tu hijo lo harás después.
Porque así habla el Señor, el Dios de
Israel: El tarro de harina no se agotará ni el frasco de aceite se vaciará,
hasta el día en que el Señor haga llover sobre la superficie del suelo».
Ella se fue e hizo lo que le había dicho
Elías, y comieron ella, él y su hijo, durante un tiempo.
El tarro de harina no se agotó ni se vació
el frasco de aceite, conforme a la palabra que había pronunciado el Señor por
medio de Elías.
La resurrección del hijo de la viuda
Después que sucedió esto, el hijo de la
dueña de casa cayó enfermo, y su enfermedad se agravó tanto que no quedó en él
aliento de vida.
Entonces la mujer dijo a Elías: «¿Qué
tengo que ver yo contigo, hombre de Dios? ¡Has venido a mi casa para recordar
mi culpa y hacer morir a mi hijo!».
«Dame a tu hijo», respondió Elías. Luego
lo tomó del regazo de su madre, lo subió a la habitación alta donde se alojaba
y lo acostó sobre su lecho.
El invocó al Señor, diciendo: «Señor, Dios
mío, ¿también a esta viuda que me ha dado albergue la vas a afligir, haciendo
morir a su hijo?».
Después se tendió tres veces sobre el
niño, invocó al Señor y dijo: «¡Señor, Dios mío, que vuelve la vida a este
niño!».
El Señor escuchó el clamor de Elías: el
aliento vital volvió al niño, y éste revivió.
Elías tomó al niño, lo bajó de la
habitación alta de la casa y se lo entregó a su madre, Luego dijo: «Mira, tu
hijo vive».
La mujer dijo entonces a Elías: «Ahora sí
reconozco que tú eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor está verdaderamente
en tu boca».