Artículo: El trabajo no dignifica - AsambleaAutistaMadrid/General GitHub Wiki

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Testimonios

Estela (nombre ficticio) tuvo que irse de casa sin haber podido acabar los estudios por el maltrato familiar sufrido por ser neurodivergente, disca y queer. Hoy vive entre trabajos precarios, haciendo cuentas de cuantos meses puede seguir manteniendo la dignidad de tener una vivienda precaria en vez de subsistir en recursos sociales bastante turbios sin garantías de poder retomar su vida. Sueña con poder unirse al sistema de alguna manera. Tiene que denunciar a todas las entidades legales por las que pasa.

Juan (nombre ficticio) solo encuentra trabajos donde se satura sensorialmente hasta petar. No consigue jornada completa en ninguna parte. Sus padres le ayudan a subsistir a pesar de tener trabajo.

Martina (nombre ficticio) ha estudiado un grado universitario. Vive con ansiedad y depresión cronificada. No consigue adaptarse al mundo laboral, depende de su familia.

Ezekiel (nombre ficticio) tiene un trabajo estable relacionado lo social. Su trabajo va en contra de su ideología porque la doctrina de su lugar de trabajo es capacitista, anticuada y se basa en ideologías relacionadas con la eficiencia, eugenesia y la patologización. No puede realmente expresar lo que siente. Intenta hacer pequeños cambios para hacer mas fácil la vida a les usuaries, pero hasta ahí llega su alcance.

Kaia (nombre ficticio) estuvo varios meses trabajando dando clases particulares mientras compagina con estudios, para pagarse el diagnóstico que le podría dar acceso a apoyos y adaptaciones o a un reconocimiento de su discapacidad. Ha tenido múltiples conflictos familiares, escolares, etc a lo largo de su vida y ha necesitado huir de casa en repetidas ocasiones durante días o meses.

Artículo

Kaia, Ezekiel, Martina, Juan y Estela son víctimas del capitalismo. Todas son personas discapacitadas, neurodivergentes que han vivido las consecuencias de la cultura del trabajo y la meritocracia como forma de incluirte en el sistema. Desde estos testimonios se revelan múltiples problemas que vivimos la gente discapacitada pero con las que cualquier persona trabajadora puede identificarse. Ejemplos de las fuerzas opresivas que atraviesan a la gente que hemos citado su testimonio:

  • El sistema capitalista
  • El trabajo
    • La tóxica cultura del trabajo
    • La meritocracia
    • La precariedad laboral
  • La familia (tradicional)
  • El patriarcado
  • El capacitismo
  • La capitalización y patologización de la salud mental (La psiquiatría)

Empezando por la cultura de la meritocracia, se pone mucho el foco en la necesidad de estar siempre produciendo. Esto se da por la cultura de la meritocracia y la productividad. Es una cultura tóxica que separa a la gente entre gente vaga y gente productiva. Se dan títulos especiales a les trabajadores mas productives y se les venera aunque por detrás su vida sea un caos y no pudieran conciliar su vida personal y su trabajo. La jornada laboral de 8 horas, aunque supuso un avance enorme en la historia de las negociaciones con la patronal y la conciliación con el trabajo, es insuficiente. Actualmente, la productividad aumenta cada año mas y mas. No tiene ningún sentido trabajar tanto. De hecho, no tiene ningún sentido que basemos nuestra personalidad en esta tóxica idea. El descanso, el autocuidado, la vida lenta y crecer el tejido social debería ser mucho mas importante socialmente que el trabajo.

Concretamente en nuestro caso, la gente disca lo pasamos mucho peor a la hora de enfrentarnos al mundo laboral. Esto sucede por la falta de accesibilidad que tiene la propia idea del trabajo y también de los lugares de trabajo en sí. Cada apostamos cada día cuerpo mente para poder sobrevivir en este sistema que nos excluye y precariza. Aunque estemos trabajando muy por encima de nuestras posibilidades, conseguiremos reconocimiento y aceptación social trabajando aunque estemos en condiciones de semiesclavitud. Aunque estuvieramos en condiciones de semiesclavitud y tuvieramos unas condiciones inmejorables, el trabajo no dejaría ser una actividad alienante y que no debería ser nunca condición necesaria para merecer una vida digna. Desde diferentes ideologías, se ha defendido que el trabajo dignifica y se veneran los avances sociales, como la jornada de ocho horas, que permiten formas mas conciliadoras de participar en el mundo del trabajo. Si embargo, creemos que hay que replantearse la cultura del trabajo, puesto que es una forma de existir tóxica y que no tiene en cuenta a les malvivimos en los margenes. Ya somos dignes y nos merecemos nuestros derechos igual que cualquier trabajadore, no necesitamos la validación del sistema.

El capitalismo y la cultura del trabajo, de izquierdas o derechas, conforman una apisonadora que pasa por encima de toda la gente disca y del resto de trabajadores. Incluso en los oficios mas adaptados y accesibles, no desaparece el capacitismo, que no es mas que una herramienta mas que va de la mano del capitalismo. Dicho sistema penaliza, castiga y persigue a la gente disca por el hecho de existir y atreverse a intentar unirse al resto de trabajadores.

Se habla mucho de las adaptaciones como forma de integrarnos, y es verdad que la falta de ellas nos impide entrar en cualquier trabajo. Sin embargo, reconocer que alguien pudiera necesitar adaptaciones, es una forma de reconocer que tu ambiente no es accesible. El capacitismo integrado en la sociedad no permitirá que nos podamos integrar, y eso no hay adaptación que pueda arreglarlo. Subyace la idea de que hay vidas dignas y vidas que no lo son.

La discapacidad es un proceso intrínseco al ser humano por el que la mayoría de las personas pasarán a lo largo de su vida. Hay que quitarle el peso negativo que tiene la denominación de ser una persona discapacitada y aceptar que en algún momento nuestros cuerpos y mentes van a necesitar de herramientas, protocolos concretos, personas de apoyo, etc para poder vivir.

Kaia, Ezekiel, Martina, Juan y Estela merecen una vida digna y que se atiendan a sus necesidades, se respeten sus derechos y se creen mecanismos para que todas las fuerzas opresivas desaparezcan. Creemos en toda la gente que merece una vida digna, disca o no, trabaje o no trabaje. La dignidad de o no debería depender de sus capacidades para producir ni participar en sociedad.